TODO FUE CREADO POR NUESTRO PADRE JEHOVÁ DIOS CON UN PROPOSITO. ¿Por qué Todo en esta vida es confuso y no tiene sentido? ¿Para qué estoy aquí en la tierra? ¿Por qué hago lo que no quiero? ¿Por qué hay tanta maldad? ¿Todo tiene un propósito?
(Colosenses 1:16) Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Como los falsos maestros creían que el mundo físico era malo, deducían que Dios no pudo haberlo creado. Razonaban que si Cristo fuera Dios, entonces solo debería estar a cargo del mundo espiritual.
Pero Pablo explica que tanto el mundo espiritual como el físico fueron creados por El y están bajo su autoridad. Esto incluye no solo los gobiernos, sino también el mundo espiritual en el cual estaban tan concentrados los herejes.
NO TIENE A NADIE COMO IGUAL O RIVAL. EL ES SEÑOR DE TODOS.
(Proverbios 16:4) Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
Este versículo no quiere decir que Dios creó a algunas personas impías, sino más bien que Dios utiliza incluso las actividades de los impíos para llevar a cabo sus buenos propósitos. Dios es infinito y nosotros somos finitos.
No importa cuán maravillosos sean nuestros intelectos, nunca comprenderemos del todo a Dios. Pero podemos aceptar por fe que El es todopoderoso, todo amoroso y perfectamente bueno.
Podemos creer que El no es la causa del mal. (Santiago 1:13 y 14) Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie, sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
La tentación viene de nuestros malos deseos, no de parte de Dios. Empieza con malos pensamientos y se vuelve pecado cuando le damos lugar y permitimos que se convierta en acción.
Así como la bola de nieve que baja rodando de una colina, la acción destructiva del pecado crece cuando lo dejamos actuar.
El momento más apropiado para detener la bola de nieve es antes que sea demasiado grande o que haya adquirido tal velocidad que no podamos controlarla.
Como ejemplo tenemos a Jesús siendo tentado por el diablo en el desierto. (Mateo 4:1 al 11) Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Este tiempo de prueba muestra que Jesús era realmente el Hijo de Dios, capaz de superar a Satanás y sus tentaciones.
Una persona no puede demostrar obediencia verdadera si no tiene la oportunidad de ser desobediente.
En (Deuteronomio 8:2) Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Dios guió a Israel hacia el desierto para afligirlos y probarlos. Quería ver cómo reaccionaban y si estaban dispuestos a obedecerle.
También nosotros seremos probados. Sabiendo que la prueba vendrá, debiéramos estar alertas y listos para enfrentarla.
Hay que tomar en cuenta (Mateo 26:41) Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
La carne es débil. ¡Sus convicciones son buenas si resisten bajo presión!
Satanás tentó a Eva en el jardín, y aquí tienta a Jesús en el desierto. Satanás es un ángel caído. Existe de veras, no es simbólico, y constantemente está luchando en contra de los que obedecen y siguen a Dios.
Las tentaciones de Satanás son reales. El quiere que hagamos las cosas a su manera o la nuestra, pero no como Dios quiere.
Jesús un día va a reinar sobre toda la creación, pero Satanás quería que Jesús se proclamara rey prematuramente. Si Jesús lo hacía, su misión en la tierra, morir por nuestros pecados y darnos la oportunidad de tener vida eterna, se arruinaba.
Cuando las tentaciones parecen ser duras, o cuando piense que pueden ser racionalizadas, piense que el diablo podría estar procurando estorbar el propósito de Dios para su vida.
Esta tentación de Satanás sirvió para mostrarnos que Jesús era humano y proporcionó a Jesús la oportunidad de reafirmar el plan de Dios para su ministerio.
También nos da un ejemplo a seguir cuando somos tentados. La tentación de Jesús fue importante porque demuestra su ausencia de pecado. Fue tentado y no cedió a la tentación.
Satanás tentó a Jesús, pero Jesús nunca pecó. Podríamos sentirnos sucios después de una tentación; sin embargo, la tentación en sí no es pecado.
Pecamos cuando cedemos y desobedecemos a Dios. Recordarlo nos ayudará a mantenernos alejados de la tentación.
Jesús no fue tentado en el templo ni en su bautismo, sino en el desierto; estaba cansado, solitario y hambriento, y por lo tanto muy vulnerable.
Satanás, con frecuencia, nos tienta cuando somos vulnerables: cuando estamos cansados, solitarios, enfrentando decisiones importantes o incertidumbre. Debemos estar en guardia en todo momento contra sus ataques.
Pero Satanás gusta también de tentarnos por medio de nuestras virtudes, en el momento en que somos susceptibles al orgullo. (Lucas 4:3) Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
Satanás a menudo plantea interrogantes acerca de lo que Dios ha dicho. Sabe que una vez que empecemos a cuestionar a Dios, será mucho más fácil conseguir que hagamos lo que él quiere.
Quizás plantear preguntas nos ayude a formar creencias y fortalecer la fe, pero también puede ser peligroso. Si enfrenta dudas en su vida, tenga en cuenta que puede ser vulnerable a las tentaciones.
Aun si busca respuestas, protéjase mediante la meditación en las verdades inamovibles de la Palabra de Dios.
Algunas veces lo que nos sentimos tentados a hacer no es malo en sí. Transformar piedras en pan no es necesariamente dañino. El hecho no era pecado, sino el motivo.
Satanás trató de que Jesús se desviara a expensas de sus metas a largo plazo. Satanás a menudo obra así, persuadiéndonos a realizar cosas, aun buenas, pero por razones erróneas o en el momento indebido.
El hecho de que algo no sea malo no significa que sea bueno para usted en un determinado momento. Muchos pecan por atender a sus legítimos deseos fuera de la voluntad de Dios o fuera de su tiempo.
La primera pregunta que debe hacerse es: ¿Es el Espíritu Santo el que me guía a hacer esto? O: ¿Es Satanás el que me induce a hacerlo para desviarme del camino?
A menudo no solo nos tientan nuestras debilidades, sino también nuestros lados fuertes. Satanás tentó a Jesús por donde El estaba firme.
Jesús tuvo poder sobre las piedras, los reinos del mundo y aun sobre los ángeles y por eso Satanás quiso que ese poder lo usara sin considerar su misión.
Cuando damos lugar al diablo y usamos erróneamente nuestras fuerzas, nos volvemos soberbios y autodependientes. Al confiar en nuestros poderes necesitamos muy poco de la ayuda de Dios.
Para no caer en esta trampa, debemos llegar al convencimiento de que todas nuestras energías son un don de Dios y que las debemos dedicar a su servicio.
Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Jesús estaba hambriento y débil luego de un ayuno de cuarenta días, pero optó por no usar su poder divino para satisfacer la necesidad natural de alimento.
Los alimentos, el hambre y los deseos de comer son buenos, pero el momento no lo era.
Había decidido poner a un lado el uso ilimitado e independiente de su poder divino a fin de experimentar su humanidad en plenitud.
También nosotros podemos ser tentados a satisfacer un deseo normal en una forma incorrecta o en un mal momento. Si somos indulgentes con el sexo antes del matrimonio o si robamos para obtener alimentos, estamos procurando satisfacer deseos que Dios nos ha dado en maneras que Dios desaprueba.
Recuerde, muchos de nuestros deseos son normales y buenos pero deben ser satisfechos en la forma correcta y en el momento oportuno.
Jesús fue capaz de resistir todas las tentaciones de Satanás porque no solamente conocía las Escrituras, sino que las obedecía.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (Efesios 6:17) dice que la Palabra de Dios es un arma, una espada de dos filos, para ser usada en combate espiritual.
Saber versículos bíblicos es importante para resistir los ataques de Satanás, pero debemos obedecerlos también.
Note que el diablo también se sabe versículos de las Escrituras, pero no los obedece. Conocer y obedecer la Biblia es cumplir los deseos de Dios antes que los de Satanás.
El templo era el centro religioso de la nación y el lugar donde los judíos esperaban la llegada del Mesías. (Malaquías 3:1)
He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Hay dos mensajeros en este versículo. El primero por lo general se entiende que es Juan el Bautista. (Mateo 11:10) Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.
(Lucas 7:27) Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.
El segundo mensajero es Jesús, el Mesías, para quien tanto Malaquías como Juan el Bautista prepararon el camino.
Herodes el Grande había renovado el templo en la esperanza de ganar la confianza de los judíos.
El templo era el edificio más alto de la región, y el pináculo del templo era probablemente la pared que sobresalía del lado de la colina, desde donde se podía ver el valle.
Desde este lugar, Jesús podía ver a Jerusalén y varios kilómetros a la redonda.
Jehová No es nuestro mago en los cielos. En respuesta a las tentaciones de Satanás, Jesús dijo que a Dios no debía ponerle pruebas necias.
(Deuteronomio 6:16) No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah.
Usted puede desear pedir a Dios que haga algo para demostrar su existencia o su amor. En cierta oportunidad un hombre pidió a Jesús que enviara una señal para que la gente creyera.
Jesús le dijo que el que no cree a través de lo que está escrito en la Biblia no creerá aunque alguien resucite para amonestarle.
(Lucas 16:19 al 31) Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. El quiere que vivamos por fe, no por vista. No tiente a Dios ni trate de manipularlo.
El rico pensó que sus cinco hermanos sin duda creerían a un mensajero que resucitara. Pero Jesús dijo que si no creyeron a Moisés y a los profetas, los que siempre hablaban de la importancia de cuidar de los pobres, ni siquiera una resurrección los convencería.
Note la ironía en la declaración de Jesús en su camino a Jerusalén hacia la muerte, estaba totalmente seguro de que, si resucitaba, gran parte de los líderes religiosos no lo aceptarían.
Estaban aferrados a su manera de pensar y ni las Escrituras ni el Hijo de Dios mismo lograrían variar su posición.
Toda la historia completa esta en (Lucas 16:19 al 31) por si quieres leerla completa.
¡Satanás citó las Escrituras para hacer que Jesús pecara! Algunas veces los amigos presentan razones atractivas y convincentes para inducirnos a hacer lo que sabemos que no es correcto.
Inclusive buscan versículos bíblicos que aparentemente apoyan su punto de vista. Estudie la Biblia cuidadosamente, fíjese en el contexto de los versículos, de modo que pueda entender los principios de Dios y qué es lo que El quiere para usted.
Solo al comprender realmente lo que la Biblia dice en su totalidad, podrá reconocer errores de interpretación cuando la gente use versículos fuera de contexto y los tuerzan para que digan lo que quieren que diga.
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
¿Tenía Satanás poder para dar a Jesús los reinos del mundo? ¿Acaso Dios no tiene control sobre ellos? Satanás pudo haber estado mintiendo acerca de lo que implicaba su poder o pudo estar refiriéndose a su dominio temporal en la tierra por causa de la naturaleza pecadora de la humanidad.
La tentación que le presentó a Jesús fue la de mostrar al mundo que él ya era su gobernante, sin tener que ejecutar el plan de salvación.
El diablo estuvo tratando de distorsionar la perspectiva de Jesús buscando que su atención estuviera puesta en el poder del mundo y no en los planes de Dios.
Satanás le ofreció a Jesús el mundo entero si se ponía de rodillas y le adoraba. Hoy Satanás nos ofrece el mundo tratando de halagarnos con poder y materialismo.
Podemos hacer frente a las tentaciones en la misma forma en que lo hizo Jesús. Si alguna vez usted anhelara lo que el mundo le ofrece, tome nota de (Deuteronomio 6:13) A Jehová tu Dios temerás, y a Él solo servirás.
Las tentaciones de Satanás se enfocan en tres cosas: (1) deseos físicos, (2) posesiones y poder, y (3) orgullo, Pero Jesús no cedió.
(1 de Juan 2:15 al 17) No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Algunas personas piensan que las mundanalidades tienen que ver con la conducta externa: con las personas con quienes nos juntamos, los lugares que frecuentamos, las actividades de que disfrutamos.
Eso no es totalmente cierto, porque la mundanalidad empieza en el corazón y se caracteriza por estas tres actitudes:
(1) deseos de la carne, afán por la satisfacción de deseos físicos,
(2) deseos de los ojos, anhelo y acumulación de cosas, y
(3) vanagloria de la vida, obsesión con el nivel social o la importancia de uno.
Cuando la serpiente tentó a Eva, la tentó en estos tres aspectos. (Génesis 3:6) Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Satanás trató de que Eva pensara que el pecado era bueno, placentero y deseable. El conocimiento tanto del bien como del mal le parecía inofensivo a ella.
Por lo general, la gente decide hacer cosas malas porque se ha convencido de que esas cosas son buenas, al menos para ellos mismos.
Nuestros pecados no siempre nos parecen horribles, y los pecados que dan placer son los que nos cuesta más trabajo evitar. Así que prepárese para las atractivas tentaciones que puedan surgir a su paso.
Aun cuando no siempre podamos prevenir la tentación, siempre hay una salida. (1 de Corintios 10:13) Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido.
Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar.
Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir.
En una cultura llena de depravación moral y presiones, Pablo dio a los corintios, palabras de aliento firmes acerca de la tentación.
Dijo: (1) deseos errados y tentaciones son comunes a todos, de manera que no piense que le sucede sólo a usted, (2) otros han resistido las tentaciones y usted también lo puede hacer, (3) toda tentación puede ser resistida porque Dios le ayudará a que así sea.
Dios le ayuda a resistir la tentación ayudándole a: (1) reconocer a aquellas personas y situaciones que le originan problema, (2) apartarse de todo aquello que usted sabe que es erróneo, (3) escoger sólo lo que es correcto, (4) orar pidiendo la ayuda de Dios, y (5) buscar la compañía de aquellos que aman a Dios y que serán de ayuda en tiempos de tentación.
Huir de la tentación es el primer paso hacia la victoria. (2 de Timoteo 2:22) No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad.
Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él.
A veces escapar es considerado una cobardía. Pero las personas sabias saben que a menudo alejarse físicamente de la tentación es el acto de valentía más grande.
A Timoteo se le advirtió que huyera de cualquiera cosa que produjera malos pensamientos. (1 de Timoteo 6:11) Pero tú, Timoteo, estás al servicio de Dios. Por eso, aléjate de todo lo malo.
Trata siempre de obedecer a Dios y de ser un buen discípulo de Jesucristo. No dejes de confiar en él, y ama a todos los hermanos de la iglesia. Cuando enfrentes dificultades, ten paciencia y sé amable con los demás.
Pablo utiliza verbos activos y enérgicos para describir la vida cristiana: huir, perseguir, pelear, echar mano. Algunos piensan que el Cristianismo es una religión pasiva que prefiere esperar hasta que Dios actúe.
Pero debemos tener una fe activa, obedeciendo a Dios con valor y hacer lo que sabemos que es correcto. ¿Es tiempo de que entre en acción? ¡No espere, actúe!
¿Tiene tentaciones recurrentes difíciles de resistir? Huya de cualquier situación que estimule sus deseos de pecar. Saber cuándo alejarse es tan importante en la batalla espiritual como saber cuándo y cómo pelear.
Recurra a la Palabra de Dios y a su pueblo para permanecer firme ante la tentación.
Observe con atención lo que hizo Eva: miró, tomó, comió y dio. A menudo la batalla está perdida al primer vistazo. La tentación comienza simplemente al mirar algo que queremos.
¿Está usted luchando con la tentación porque no ha aprendido que mirar es el primer paso hacia el pecado?
Saldremos victoriosos de la tentación más a menudo si seguimos el consejo de Pablo de huir de aquellas cosas que nos producen malos pensamientos.
Una de las realidades del pecado es que su efecto se extiende. Después de que Eva pecase, involucró a Adán en su mala acción.
Cuando hacemos algo malo, a menudo nuestro primer alivio de la culpa viene cuando involucramos a alguien más.
Como desperdicio tóxico derramado en un río, el pecado se extiende rápidamente. Reconozca y confiese su pecado a Dios antes de que sea tentado y contamine a los que están a su alrededor.
También cuando el diablo tentó a Jesús en el desierto, esas fueron sus tres esferas de ataque.
Por contraste, Dios valora el dominio propio, un espíritu generoso y un servicio humilde. Es posible dar la impresión de que evitamos los placeres mundanos, mientras todavía albergamos actitudes mundanas en nuestro corazón.
Es también posible, como Jesús, amar a los pecadores y pasar el tiempo con ellos mientras se mantienen los valores del reino de Dios.
¿Cuáles son los valores más importantes para usted? ¿Su conducta refleja los valores del mundo o los valores de Dios?
Cuando es fuerte nuestro afecto por los bienes materiales, es difícil creer que un día se desvanecerá lo que deseamos. Y puede parecer aun mucho más difícil creer que la persona que hace la voluntad de Dios vivirá para siempre.
Pero esa era la convicción de Juan basada en los hechos de la vida, muerte, resurrección y promesas que Jesús hizo. Al saber que este mundo de maldad y su pecado tendrán fin, nos da ánimo para controlar nuestra codicia, conducta desenfrenada y continuar haciendo la voluntad de Dios.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
(Hebreos 4:15 y 16) dice que Jesús fue tentado como nosotros lo somos, pero que El no cedió ni una vez y no pecó.
El sabe por experiencia propia lo que estamos experimentando. El desea y tiene todo poder para ayudarnos en nuestras dificultades. Cuando sea tentado, vuélvase a Él en busca de fortaleza.
Jesucristo es como nosotros porque experimentó toda clase de tentaciones. Nos da consuelo saber que Cristo fue tentado en todo, y puede compadecerse de nosotros. Nos anima saber que fue tentado y no cayó en pecado.
El nos muestra que no tenemos que pecar cuando nos enfrentamos a la tentación. Jesucristo es el único ser humano que ha vivido sin cometer pecado.
La oración es la forma en que nos acercamos a Dios confiadamente. Algunos cristianos lo hacen en forma sumisa con la cabeza inclinada, temerosos de pedirle a Dios que supla sus necesidades.
Otros lo hacen con ligereza, con poca reflexión. Acuda a Él con reverencia, porque El es su Rey; pero acuda también con confianza absoluta porque El es su Amigo y Consejero.
El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían. Los ángeles, como los que ayudaron a Jesús, tienen un papel significativo como mensajeros de Dios.
Son seres espirituales que tuvieron que ver con la vida terrenal de Jesús al (1) anunciar su nacimiento a María, (2) tranquilizar a José (3) dar nombre a Jesús, (4) anunciar su nacimiento a los pastores, (5) proteger a Jesús, enviar su familia a Egipto, (6) socorrerlo en el Getsemaní.
A menudo las personas que viven para Dios se preguntan por qué todavía tienen que soportar las tentaciones. ¿Las tienta Dios? Dios prueba a las personas pero no las tienta para conducirlas al pecado. Permite que Satanás las tiente a fin de refinar su fe y ayudarlas a que crezcan en su dependencia de Cristo. Podemos soportar la tentación del pecado si le pedimos a Dios fortaleza y decidimos actuar en obediencia a su Palabra.
Es muy fácil condenar a otros y excusarnos por los malos pensamientos y por la conducta equivocada. Algunas excusas pueden ser:
(1) Es la culpa de la otra persona; (2) no lo pude resistir; (3) todos lo hacen; (4) fue solo un error; (5) nadie es perfecto; (6) el diablo me obligó a hacerlo; (7) fui presionado; (8) no sabía que era malo; (9) Dios me estaba tentando.
Una persona que presenta excusas procura pasar su culpa a algo o a alguien. Un cristiano, sin embargo, acepta su responsabilidad por sus errores, los confiesa y pide el perdón de Dios.
(Santiago 1:17) Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
A menudo las Escrituras comparan lo bueno con la luz y lo malo con las tinieblas.
Y podemos confiar en que no hay cabos sueltos en su sistema de juicio. El mal es una condición temporal en el universo. Un día Dios lo destruirá.
Mientras tanto, utiliza las intenciones malvadas para sus buenos propósitos. (Génesis 50:20) Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
Dios produjo algo bueno de la maldad de sus hermanos, de la falsa acusación de la esposa de Potifar, de la negligencia del copero y de los siete años de hambruna.
Las experiencias en la vida de José le enseñaron que Dios saca cosas buenas de lo malo para aquellos que confían en El.
¿Tiene usted suficiente fe en Dios para esperar pacientemente que El utilice una situación mala para su bien?
Podemos confiar en El porqué, como José aprendió, Dios puede anular las malas intenciones de los hombres para cumplir sus propósitos.
FUISTE PLANEADO PARA GRADAR A DIOS. (Apocalipsis 4:11) Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
El tema de este capítulo se resume en este versículo: todos los seres en el cielo y la tierra alabarán y honrarán a Dios porque es el Creador y el Sustentador de todo.
(Salmo 149:4) Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
Hermoseará a los humildes con la salvación.
A pesar de que la Biblia nos invita a alabar a Dios, a menudo no estamos seguros de cómo lo debemos hacer.
Aquí se sugieren diversas formas: danza, voz, instrumentos musicales. Dios se goza con su pueblo. Debemos disfrutar también cuando lo alabamos a Él.
(Oseas 6:6) Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.
Los rituales pueden ayudarnos a comprender a Dios y a relacionarnos con El. Para eso instituyó Dios la circuncisión y el sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento, y el bautismo y la santa cena en el Nuevo.
Pero un ritual religioso es útil si se efectúa con amor y obediencia a Dios. Si nuestro corazón está lejos de Dios, el ritual se vuelve una burla.
Dios no quería los rituales de los israelitas: quería sus corazones. ¿Por qué adora usted a Dios? ¿Qué motivo yace detrás de sus ofrendas y sacrificios?
(Mateo 22:36 al 39) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Los fariseos, que habían logrado clasificar unas seiscientas leyes, con frecuencia trataban de distinguir entre lo más importante y lo menos importante.
De modo que uno de ellos experto en leyes le pidió a Jesús que identificara la ley más importante. Jesús citó (Deuteronomio 6:5) Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Y (Levíticos 19:18) No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Jehová el SEÑOR.
Al cumplir estos dos mandamientos, una persona cumplía las restantes, ya que resumen los Diez Mandamientos y las otras leyes morales del Antiguo Testamento.
Jesús dice que si amamos a Dios y a nuestro prójimo por naturaleza guardamos los mandamientos. Esto es mirar la ley de Dios de manera positiva.
En vez de estar preocupándonos de lo que no podemos hacer, debiéramos concentrarnos en aquello que sí podemos hacer para mostrar que amamos a Dios y a los demás.
LA PALABRA QUE RESUME EL AGRADAR A DIOS ES ADORACION. (Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Cuando se sacrificaba un animal de acuerdo a la Ley de Dios, el sacerdote daba muerte al animal, lo cortaba en pedazos y lo ponía sobre el altar.
El sacrificio era importante, pero aun en el Antiguo Testamento Dios aclara que la obediencia de corazón es mucho más importante.
(1 de Samuel 15:22) Pero Samuel respondió: ¿Qué es lo que más le agrada al SEÑOR: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.
Este es el primero de los numerosos lugares en la Biblia donde se repite el tema obedecer es mejor que los sacrificios.
(Salmo 40:6 al 8) No te deleitas en las ofrendas ni en los sacrificios. Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo: tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado.
Entonces dije: Aquí estoy. Como está escrito acerca de mí en las Escrituras: me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón.
Sacrificio y ofrenda no te agrada. Los rituales religiosos en los días de David incluían el sacrificio de animales en el tabernáculo. David dice que estos actos carecían de significado a menos que se hicieran por las debidas razones.
En la actualidad, a menudo llevamos a cabo rituales como ir a la iglesia, tomar la comunión o diezmar. Estas actividades están vacías si nuestras razones para hacerlas son egoístas. Dios no quiere esos sacrificios y ofrendas sin una actitud de entrega a Él.
El profeta Samuel le dijo al rey Saúl: El obedecer es mejor que los sacrificios. Asegúrese de obedecer y servir siempre a Dios que es lo que El desea.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. Jesús manifestó esta actitud de obediencia y servicio a Dios. (Juan 4:34) Entonces Jesús explicó: Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.
En realidad vino como los profetas predijeron, proclamando las buenas nuevas de la justicia de Dios y su perdón por los pecados.
(Amos 5:21 al 24) Odio todos sus grandes alardes y pretensiones, la hipocresía de sus festivales religiosos y asambleas solemnes. No aceptaré sus ofrendas quemadas ni sus ofrendas de grano. Ni siquiera prestaré atención a sus ofrendas selectas de paz.
¡Fuera de aquí con sus ruidosos himnos de alabanza! No escucharé la música de sus arpas. En cambio quiero ver una tremenda inundación de justicia y un río inagotable de rectitud.
Dios aborrece la adoración falsa de la gente que lo hace en forma fingida o solo como un espectáculo.
Si estamos viviendo vidas pecadoras, y utilizamos los rituales y las tradiciones religiosas para aparentar ser buenos, Dios despreciará nuestra adoración y no aceptará lo que le ofrendamos.
El quiere corazones sinceros, no las canciones de los hipócritas. Cuando adoramos en la iglesia, ¿nos preocupamos más por nuestra imagen o por nuestra actitud hacia Dios?
(Hebreos 10:8 y 9) Primero, Cristo dijo: No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado; ni ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado; ni te agradaron (aun cuando la ley de Moisés las exige).
Luego dijo: Aquí estoy, he venido a hacer tu voluntad. Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia.
Esta alusión no se cita en ningún otro libro del Nuevo Testamento. Sin embargo, es una enseñanza fundamental del Antiguo Testamento que Dios requiere obediencia y corazón puro, no una conformidad vacía al sistema expiatorio.
El escritor de Hebreos aplicó a Cristo las palabras del salmista en el (Salmo 40:6 al 8).
Cristo vino a ofrecer su cuerpo en la cruz por nosotros como un sacrificio completo, aceptable ante Dios.
Las buenas nuevas y la manera de vivir para agradar a Dios no son por guardar las leyes o por abstenernos del pecado.
Es por acudir a Él con fe para ser perdonados y luego seguirlo obedientemente con amor.
El costoso sacrificio de la vida de un animal dejaba en la mente del pecador la seriedad de su pecado delante de Dios.
Debido a que Jesucristo derramó su propia sangre por nosotros, su sacrificio es muchísimo mayor que cualquier otra ofrenda del Antiguo Testamento.
Al mirar el don inapreciable que se nos ha dado, debemos responderle con devoción y servicio.
Dejar de lado el primer sistema en favor de uno mucho más favorable significa abandonar el sistema expiatorio de la ley ceremonial; no debe entenderse como eliminar la ley moral de Dios (los diez mandamientos).
La ley ceremonial preparó a la gente para la venida de Cristo. Con la muerte y resurrección de Cristo, aquel sistema ya no fue necesario.
Por medio de Cristo podemos cumplir la ley moral en la medida que le permitamos vivir en nosotros.
¿Estaba diciendo Samuel que el sacrificio no tenía importancia? No, estaba exhortando a Saúl a que analizara las razones por las que hacía el sacrificio y no el sacrificio mismo.
Un sacrificio era una transacción ritual entre el hombre y Dios que demostraba físicamente una relación entre ambos.
Pero si el corazón de la persona no estaba completamente arrepentido o si no amaba verdaderamente a Dios, el sacrificio era un ritual vacío.
Las ceremonias religiosas o los rituales son vacíos a menos que se lleven a cabo con una actitud de amor y obediencia. Ser religioso (ir a la iglesia, servir en una actividad, dar limosna) no basta si no practicamos nuestra devoción ni la obediencia a Dios.
Dios desea que nos ofrezcamos a nosotros mismos en sacrificio vivo, no animales.
Cada día debemos echar a un lado nuestros deseos y seguirle, poniendo todas nuestras energías y recursos a su disposición y confiando en su dirección.
Lo hacemos en gratitud porque nuestros pecados han sido perdonados.
FUISTE HECHO PARA INTEGRAR LA FAMILIA DE DIOS. (Efesios 1:5) en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
Predestinado significa darnos un destino de antemano. Esta es otra manera de decir que la salvación es obra de Dios y no lo que nosotros podamos hacer en su infinito amor.
Dios nos ha adoptado como sus hijos. Mediante el sacrificio de Jesús, nos ha hecho parte de su familia y nos ha hecho suyos junto con Jesús.
(Romanos 8:17) Y como somos sus hijos, tenemos derecho a todo lo bueno que él ha preparado para nosotros. Todo eso lo compartiremos con Cristo. Y si de alguna manera sufrimos como él sufrió, seguramente también compartiremos con él la honra que recibirá.
Ya no somos esclavos temerosos y viles. Ahora somos hijos del Amo. ¡Qué privilegio! Debido a que somos hijos de Dios, disfrutamos de grandes riquezas como coherederos.
Dios ya nos ha dado sus mejores regalos: su Hijo, perdón, vida eterna; y nos anima a pedirle todo lo que necesitemos.
Identificarse uno con Jesús tiene un precio. Junto con las grandes riquezas que menciona, Pablo habla de los sufrimientos que los cristianos enfrentarán.
¿Qué clase de sufrimientos serán? Para los creyentes del primer siglo hubo consecuencias sociales y económicas, y muchos enfrentaron persecución y muerte.
Nosotros también debemos pagar un precio por seguir a Jesús. En muchos lugares del mundo actual, los cristianos enfrentan presiones tan severas como las de los primeros seguidores de Cristo.
Aun en países donde el cristianismo se tolera o alienta, los cristianos no deben bajar la guardia.
Vivir como Cristo lo hizo (servir a otros, ceder sus derechos, resistir las presiones para conformarse al mundo) siempre exige un precio.
Nada que suframos, sin embargo, podrá compararse al gran precio que Jesús pagó por nosotros para salvarnos.
En la ley romana, los hijos adoptivos tenían los mismos derechos y privilegios que los naturales, incluso si fueron esclavos.
Pablo usa esta figura para mostrarnos cuán sólida es nuestra relación con Dios. ¿Ha entrado en esta relación amorosa con Dios?
(Gálatas 4:5 al 7) Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos.
Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en ustedes. Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos permite llamarlo: Papá, querido Papá.
Ustedes ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a sus riquezas.
Los rudimentos del mundo son la etapa elemental de la práctica de la religión, tanto en la judía como en la pagana.
Pablo usa la ilustración de la esclavitud para mostrar que antes de que Cristo viniera y muriera por nuestros pecados, la gente vivía esclavos de la ley.
Pensando que podían salvarse por medio de ella, se esclavizaban al intentar guardarla y fallar en su cumplimiento.
Pero los que una vez fuimos esclavos, ahora somos hijos de Dios y tenemos una relación íntima con El.
Gracias a Cristo, no hay razón para tenerle miedo a Dios. Podemos acercarnos confiadamente a su presencia, sabiendo que nos recibirá como miembros de su familia.
Jesús nació de una mujer, fue un ser humano. Nació como un judío, estaba sujeto a la ley de Dios, y la cumplió en plenitud.
De esta manera Jesús fue el sacrificio perfecto, porque a pesar de que fue totalmente humano, nunca pecó.
Su muerte compró libertad para los que éramos esclavos del pecado y que pudiéramos ser adoptados como miembros de la familia de Dios.
Bajo la ley romana, un hijo adoptivo disfrutaba de todos los derechos legales relacionados con las propiedades de su padre, incluso si anteriormente fue un esclavo.
No era un hijo de segunda clase, era igual a cualquier otro hijo, biológico o adoptivo, en la familia de su padre.
Abba es una palabra aramea que significa padre. Jesús empleó este término para referirse al Padre en (Marcos 14:36) Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
Como hijos adoptados de Dios, tenemos los mismos derechos de Jesús para con los recursos de Dios; de manera que podemos reclamar lo que ha provisto para nosotros: nuestra identidad total como sus hijos.
(Romanos 8:15 y 16) Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
(Hebreos 2:11) Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Los que hemos sido apartados para el servicio de Dios, limpiados y santificados por Jesucristo ahora tenemos el mismo Padre que El tiene, de modo que nos ha hecho sus hermanos.
Porque Dios ha adoptado a todos los creyentes como sus hijos, Jesucristo los llama hermanos.
(Romanos 12:5) así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Pablo usa el concepto del cuerpo humano para enseñar cómo los cristianos deben vivir y trabajar juntos.
Así como las diferentes partes del cuerpo actúan bajo la dirección del cerebro, los cristianos deben hacerlo bajo la autoridad y mandato de Jesucristo.
(1 de Corintios 12:12 al 31) Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.
¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todas lenguas? ¿Interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aun más excelente.
Pablo compara el cuerpo de Cristo a un cuerpo humano. Cada parte tiene una función especial que es necesaria al cuerpo en su totalidad.
Las partes son diferentes con un propósito y a pesar de sus diferencias deben laborar juntas.
Los cristianos deben evitar dos errores comunes: (1) sentirse demasiado orgullosos de sus habilidades, o (2) pensar que no tienen nada que ofrecer al cuerpo de creyentes.
En lugar de compararnos con otros, debemos usar nuestros diferentes dones, juntos, a fin de difundir las buenas nuevas de salvación.
La iglesia es compuesta por muchas personas con una variedad de trasfondo y una multiplicidad de dones y habilidades.
Es muy fácil que esas diferencias dividan a las personas, como fue el caso en Corinto.
Pero más allá de las diferencias, todos los creyentes tienen una cosa en común: fe en Cristo. En esta verdad esencial la iglesia halla su unidad.
Todos los creyentes son bautizados por un Espíritu Santo, forman parte de un cuerpo de creyentes, la iglesia.
No perdemos nuestra identidad personal sino que poseemos una unidad en Cristo a pesar de seguir siendo individuos.
Cuando una persona se hace cristiana, el Espíritu Santo hace en ella su residencia y viene a nacer dentro de la familia de Dios.
A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu significa que el mismo Espíritu Santo llena completamente nuestro profundo ser.
Como miembros de la familia de Dios, podemos tener intereses diversos así como también dones diferentes, sin dejar de tener una misma meta.
Usando la analogía del cuerpo, Pablo enfatiza la importancia de cada miembro de la iglesia. Si alguna parte, considerada sin importancia, es puesta aparte, todo el cuerpo pierde parte de su efectividad.
Pensar que su don es más importante que el de otro es orgullo espiritual. No debiéramos menospreciar a aquellos que aparentan ser menos importantes ni ponernos celosos con aquellos que manifiestan dones más impresionantes.
Al contrario, debemos usar los dones que se nos ha dado y animar a otros a usar los suyos. Si no lo hacemos, el cuerpo de Cristo perderá mayor efectividad.
¿Cómo reacciona usted cuando otra persona es honrada? ¿Cuál es su respuesta cuando una persona está sufriendo? Se nos pide regocijarnos con aquellos que se gozan y llorar con los que lloran. (Romanos 12:15)
Con frecuencia, desafortunadamente, nos ponemos celosos con los que se gozan y nos apartamos de aquellos que lloran.
Los creyentes están en el mismo mundo, no hay tal cosa como cristianismo individual. No podemos estar de acuerdo sólo con nuestra relación con Dios, debemos involucrarnos en las vidas de los demás.
Los dones más importantes son aquellos que dan mayores beneficios al cuerpo de Cristo.
Pablo ya dejó en claro esto, indicando que ningún don es más importante que el otro, al contrario urgió a los creyentes para que descubran cómo pueden servir mejor al cuerpo de Cristo con los dones que Dios les ha dado.
Sus dones no son para su propio beneficio. Les han sido dados para servir a Dios y buscar el desarrollo espiritual de los hermanos.
(Efesios 4:1 al 16) Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Dios nos ha escogido para ser los representantes de Cristo en la tierra. A la luz de esta verdad, Pablo nos desafía a tener vidas dignas al llamado que hemos recibido, el maravilloso privilegio de ser llamados propiedad de Cristo.
Esto incluye ser humilde, gentil, paciente, comprensivo y pacificador. La gente observa su vida. ¿Pueden ver a Cristo en usted? ¿Qué tan bien cumple como representante?
Pablo dice que somos parte de un solo cuerpo. La unidad no aparece por sí sola, hay que trabajar para lograrla. Muchas veces las diferencias que existen entre las personas, pueden conducir a la división; esto no necesariamente tiene que ser así en la iglesia.
En lugar de concentrarnos en lo que nos divide, debiéramos recordar qué nos une: ¡un cuerpo, un Espíritu, una misma esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios!
¿Sabe apreciar las personas diferentes a usted? ¿Es capaz de ver cómo los dones y puntos de vista distintos pueden contribuir a que la iglesia cumpla con la obra de Dios?
Aprenda a disfrutar cómo los miembros del cuerpo de Cristo nos complementamos unos a otros.
Nadie logrará ser perfecto aquí en la tierra, por lo tanto debemos aceptar y amar a otros cristianos a pesar de sus faltas. Cuando vemos errores en otros creyentes, debiéramos actuar con paciencia y amabilidad.
¿Le incomoda las acciones de alguien o su personalidad? En lugar de detenerse en las debilidades o buscar errores de dicha persona, ore por ella. Luego haga algo más, pasen tiempo juntos y vea si usted puede lograr ser de su agrado.
Guardar la unidad es una de las funciones importantes del Espíritu Santo. El guía, pero debemos estar dispuestos a que nos guíe. Lo hacemos al poner nuestra mira en Dios y no en nosotros mismos.
Todos los creyentes en Cristo pertenecen a un solo cuerpo, todos se han unido bajo la misma cabeza, que es Cristo mismo.
Dios otorgó a cada creyente habilidades que pueden fortalecer todo el cuerpo. Su habilidad especial pudiera parecerle pequeña o grande, pero está en usted para usarla en el servicio de Dios.
Pida a Dios que use sus dones para contribuir al fortalecimiento y la salud del cuerpo de creyentes.
Dios está sobre todos nosotros, esto muestra su cuidado importante de gobernante. El está por todos, y en todos, esto muestra su presencia activa en el mundo y en las vidas de los creyentes unidos a ellos.
Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
Este versículo se cita en (Efesios 4:8) con referencia al ministerio del Cristo ascendido. Celebra la victoria sobre el mal. Afirma a todos los que creemos en Cristo que, por confiar en El, podemos vencer el mal.
(Salmo 68:18) muestra a Dios como un conquistador que marcha y obtiene tributos de la ciudad vencida.
Pablo usa esa figura para enseñar que Cristo, en su crucifixión y resurrección, obtuvo la victoria sobre Satanás. Cuando ascendió al cielo, dio dones a la Iglesia.
Las partes más bajas de la tierra pueden ser: (1) la tierra en sí misma (baja en comparación al cielo), (2) la tumba, o (3) el Hades (que para muchos creyentes es el lugar de descanso de las almas entre la muerte y la resurrección).
Cualquiera que sea la interpretación que usted le dé, no cambia el hecho de que Cristo es el Señor de todo el universo, presente, pasado y futuro.
Nada ni nadie está oculto de Él. El Señor de todo vino a la tierra y aceptó la muerte para rescatar a todos. Nadie está fuera de su alcance.
Nuestra unidad con Cristo no destruye nuestra individualidad. El Espíritu Santo ha dado a cada cristiano dones especiales para edificar la Iglesia.
Ahora que los tenemos es crucial usarlos. ¿Tiene la madurez suficiente para ejercitar los dones que Dios le ha dado? Si sabe cuáles son sus dones, busque oportunidades para servirle.
Si no lo sabe, pida a Dios que se los muestre, quizá mediante sus ministros o amigos cristianos. Luego, a medida que empiece a reconocer su campo de servicio especial, use sus dones para fortalecer y alentar a la iglesia.
Dios ha dado a su Iglesia una enorme responsabilidad: hacer discípulos en todas las naciones. (Mateo 28:18 al 20) Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Involucra predicar, enseñar, sanar, nutrir, dar, administrar, edificar y muchas tareas más. Si tuviéramos que cumplir este mandato como individuos, podríamos rendirnos aun antes de intentarlo, sería tarea imposible.
Pero Dios nos ha llamado a ser miembros de su cuerpo. Algunos podemos cumplir con una tarea, otros harán otra. Juntos podemos obedecerle mejor de lo que lo haríamos en forma individual.
Trabajando juntos, como el cuerpo de Cristo, podemos expresar la plenitud de Él.
Cristo es la Verdad (Juan 14:6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Y el Espíritu Santo que guía a la Iglesia es el Espíritu de verdad. (Juan 16:13) Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Satanás, por el contrario, es el padre de mentira. (Juan 8:44) Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.
El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Como seguidores de Cristo, debemos dedicarnos a la verdad. Esto significa que nuestras palabras serán sinceras como también nuestras acciones reflejarán la integridad de Cristo.
Seguir la verdad en amor no siempre es fácil, conveniente ni placentero, pero es necesario si la Iglesia va a cumplir con la obra de Cristo en el mundo.
Algunos cristianos temen que cualquier error destruya su testimonio por el Señor. Ven su propia debilidad y saben que muchos incrédulos parecen tener un carácter más fuerte del que en realidad tienen.
¿Cómo crecemos en Cristo? La respuesta es que El nos forma en un cuerpo, en un grupo de individuos unidos en su propósito y en su amor unos por otros y por Cristo.
Si uno de ellos tambalea, el resto está allí para apoyarlo y ayudarle a caminar con su Señor otra vez. Si otro peca, puede hallar restauración mediante la iglesia, al mismo tiempo que esta continúa testificando la verdad de Dios.
(Gálatas 6:1) Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Como miembro del cuerpo de Cristo, ¿refleja usted parte del carácter de Cristo y lleva a cabo su función especial en la obra?
Ningún cristiano debe pensar jamás que es totalmente independiente y que no necesita la ayuda de otros, y nadie debe pensar que ha sido excluido de la tarea de ayudar a otros.
El cuerpo de Cristo, la Iglesia, funciona sólo cuando los miembros trabajan juntos por el bienestar común.
¿Conoce a alguien que necesita ayuda? ¿Hay algún hermano o hermana en Cristo que requiere corrección o ánimo? Humilde y gentilmente acérquese a esa persona.
(Juan 13:34 y 35) Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Jesús dice que si nuestro amor es semejante al suyo será una demostración de que somos sus discípulos. ¿Ve la gente disputar por pequeñeces, celos y división en su iglesia? ¿O sabe que son seguidores de Jesús al ver el amor que se tienen?
Amar a otros no era un mandamiento nuevo (Levíticos 19:18) No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Pero amar a otros de la misma manera que Cristo amó a otros era revolucionario.
Ahora debemos amar a otros basándonos en el amor sacrificial de Jesús por nosotros. Tal amor no solo llevará a los in conversos a Cristo, sino también mantendrá a los creyentes fuertes y unidos en un mundo hostil a Dios.
Jesús fue un ejemplo viviente del amor de Dios, del mismo modo que debemos nosotros ser ejemplos del amor de Jesús. El amor es más que una simple sensación de afecto: es una actitud que se revela en nuestras acciones.
¿Cómo podemos amar a otros de la manera que Jesús nos ama a nosotros? Ayudando cuando no resulta conveniente, sacrificándonos cuando duele, dedicando energía al bienestar de otros en lugar del propio, recibiendo heridas de otros sin quejarnos ni contraatacar.
Es difícil amar así. De ahí que la gente nota cuando usted lo hace y sabe que ha recibido poder de una fuente sobrenatural.
La Biblia ofrece una hermosa descripción del amor en (1 Corintios 13:1 al 8) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
En los (capítulos 1 al 3) Pablo da evidencias de la pérdida de amor de los corintios, en los (capítulos 4 al 7) explica lo que es el verdadero amor y muestra cómo obra el amor.
El amor es más importante que todos los dones espirituales ejercitados en el cuerpo de la iglesia.
La fe sobresaliente y el poder para lograr milagros producen muy poco sin el amor. El amor logra que nuestras acciones y dones sean útiles. Aunque las personas tengan dones diferentes, el amor está disponible a todos.
Nuestra sociedad confunde amor con sensualidad. A diferencia de la sensualidad, el tipo de amor de Dios es canalizado hacia otros, no hacia nosotros mismos, lo que es egoísmo.
Esta clase de amor va en contra de nuestras inclinaciones naturales. Es posible practicar este amor sólo si Dios nos ayuda a poner a un lado nuestros deseos e instintos, al grado que podemos dar amor sin esperar nada en cambio.
Cuanto más nos parezcamos a Cristo, más amor brindaremos a los demás.
Dios nos da dones espirituales para vivir en la tierra a fin de edificar, servir y fortalecer a los demás cristianos. Los dones espirituales son para la Iglesia.
En la eternidad, seremos perfectos y completos y estaremos en la misma presencia de Cristo. Ya no serán necesarios los dones, habrán llegado a su fin.
FUISTE CREADO PARA SER COMO CRISTO. (Romanos 8:29 y 30) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
La meta suprema de Dios en cuanto a nosotros es hacernos semejantes a Cristo. (1 de Juan 3:2) Queridos hermanos, ¡nosotros ya somos hijos de Dios! Y aunque todavía no sabemos cómo seremos en el futuro, sí sabemos que, cuando Jesucristo aparezca otra vez, nos pareceremos a él, porque lo veremos como él es en realidad.
La vida cristiana es un proceso que consiste en ser cada vez más semejante a Cristo. Ese proceso no será completo hasta que lo veamos cara a cara, pero saber que es nuestra meta final debe motivarnos a purificarnos.
(1 de Corintios 13:12) Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara.
Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a mí.
Pablo nos ofrece un vistazo de lo que es el futuro para darnos esperanza, que en un día no muy lejano será realidad cuando veamos a Dios cara a cara.
Esta verdad debiera fortalecer nuestra fe; no tenemos todas las respuestas ahora pero las tendremos. Un día veremos a Cristo en persona y será posible ver desde la perspectiva de Dios.
(Filipenses 3:21) Nuestros débiles cuerpos serán destruidos, pero él los transformará en cuerpos gloriosos como el suyo. Esto lo hará con el mismo poder con que controla todo el universo.
El cuerpo de la humillación no representa una actitud negativa hacia el cuerpo humano. Sin embargo, el cuerpo que recibiremos cuando resucitemos será similar al cuerpo resucitado de Cristo.
Aquellos que lucharon contra el dolor, las limitaciones físicas o la incapacidad pueden tener una maravillosa esperanza en la resurrección.
Purificar significa guardarnos en lo moral, libres de la corrupción del pecado. Dios también nos purifica, pero hay algo que debemos hacer para permanecer moralmente idóneos.
(Santiago 4:8 al 11) Háganse amigos de Dios, y él se hará amigo de ustedes. ¡Pecadores, dejen de hacer el mal! Los que quieren amar a Dios, pero también quieren pecar, deben tomar una decisión: o Dios, o el mundo de pecado.
Pónganse tristes y lloren de dolor. Dejen de reír y pónganse a llorar, para que Dios vea su arrepentimiento. Sean humildes delante del Señor, y él los premiará.
Hermanos, no hablen mal de los demás. El que habla mal del otro, o lo critica, es como si estuviera criticando a la ley de Dios, o hablando mal de ella. Lo que ustedes deben hacer es obedecer la ley de Dios, no criticarla.
¿Cómo puede acercarse a Dios? Santiago nos da cinco maneras: (1) Sométanse a Dios. Ríndase a su autoridad y voluntad, y entregue su vida a Él y a su control, y esté deseoso de seguirlo.
(2) Resista al diablo. No permita que Satanás lo seduzca y tiente. (3) Limpiad las manos. Purificad vuestros corazones (es decir, lleve una vida pura). Límpiese del pecado; sustituya sus deseos de pecar por los deseos de experimentar la pureza de Dios.
(4) Afligíos, y lamentad, y llorad con sincero pesar por sus pecados. No tenga temor de expresar profunda tristeza de corazón por lo que usted ha hecho.
(5) Humillaos delante del Señor, y El lo pondrá en alto. (1 de Pedro 5:6) Por eso, sean humildes y acepten la autoridad de Dios, pues él es poderoso. Cuando llegue el momento oportuno, Dios los tratará como a gente importante.
A menudo nos preocupamos por nuestro nivel social, en espera de recibir el reconocimiento apropiado por lo que hacemos. Pero Pedro nos recuerda que el reconocimiento de Dios es más valioso que la alabanza humana.
Dios quiere bendecirnos a su debido tiempo. Obedezca a Dios humildemente a pesar de las circunstancias presentes, y El lo exaltará en esta vida o en el cielo.
Humillarnos significa reconocer que nuestro valor viene solo de Dios. Ser humilde implica el actuar con su poder de acuerdo con su guía, no con nuestros propios esfuerzos.
Aunque no merecemos su favor, El nos ama y nos da valor y dignidad a pesar de nuestros defectos humanos.
(1 de Pedro 1:22) Ahora ustedes obedecen el verdadero mensaje de Dios, y Dios los ha limpiado de todo pecado para que se amen unos a otros sinceramente, como hermanos. Así que, ámense mucho unos a otros, con todo su corazón y con todas sus fuerzas.
El amor no fingido implica una entrega desinteresada; por esa razón, una persona egoísta no puede amar de verdad. El amor de Dios y su perdón nos libra de la posibilidad de mirarnos a nosotros mismos y nos motiva a satisfacer las necesidades de los demás.
Al sacrificar Cristo su vida, nos probó que en realidad nos ama. Ahora usted puede amar a los demás siguiendo su ejemplo y entregándose de un modo desinteresado.
TRES NIVELES DE PERFECCION: 1)._ Relación perfecta: Somos perfectos debido a nuestra eterna unión con el infinitamente perfecto Cristo. Cuando nos convertimos en sus hijos, somos declarados no culpables, en otras palabras justos, gracias a lo que Cristo, el Hijo amado de Dios, hizo por nosotros.
Esta perfección es absoluta e invariable, y es esta relación perfecta la que nos garantiza que un día seremos completamente perfectos cuando estemos con el por la eternidad.
2)._ Progreso perfecto: Podemos crecer y madurar espiritualmente a medida que continuemos confiando en Cristo, aprendamos más acerca de Él, nos acerquemos más a Él, y le obedezcamos.
Nuestro progreso es variable (en contraste con nuestra relación, porque depende de nuestro caminar cotidiano, hay veces en que maduramos más que otras personas.
Pero estamos creciendo hacia la perfección si proseguimos esforzándonos para lograrla. Estas obras buenas no nos perfeccionan, sino que en la medida que Dios nos perfecciona hacemos obras buenas para El.
3)._ Perfectos totalmente: Cuando Cristo vuelva para llevarnos a su reino eterno, seremos glorificados y hechos completamente perfectos.
Todas las fases de la perfección están fundadas en la fe en Cristo y en lo que hizo, no en lo que podamos hacer para Él. No podemos perfeccionarnos a nosotros mismos; solo Dios puede obrar en y por medio de nosotros hasta que su buena obra quede perfeccionada en el día en que Jesucristo.
A medida que vamos siendo como El, descubrimos lo que en realidad somos, las personas para lo cual fuimos creados. ¿Cómo podemos ser conformados a la imagen de Cristo?
Leyendo y prestando atención a la Palabra de Dios, estudiando su vida en la tierra a través de los Evangelios, llenándonos con el Espíritu Santo y haciendo la obra de Dios en la tierra.
Algunos creen que estos versículos dicen que, antes de la fundación del mundo, Dios determinó quiénes habrían de recibir la salvación. Señalan pasajes como (Efesios 1:11) que dice: Habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.
Otros dicen que Dios sabía quiénes responderían positivamente, y sobre ellos puso su marca (predestinó). Lo que está claro es que el propósito de Dios en cuanto al hombre no fue producto de un pensamiento tardío, sino que se determinó antes de la fundación del mundo.
La humanidad se creó para servir y glorificar a Dios. Si usted aceptó a Cristo, regocíjese porque Dios siempre lo ha conocido. Su amor es eterno. Su sabiduría y poder son supremos. Él le guiará y le protegerá hasta el día en que llegue a su presencia. Llamó significa convocó o invitó.
LA ACTITUD DE NOSOTROS DEBE SER COMO LA DE CRISTO JESÚS. (Filipenses 2:5 al 8) Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Jesucristo era humilde, dispuesto a negar sus derechos, a fin de obedecer a Dios y servir a la gente. Como Cristo, debemos tener una actitud de siervo y servir por amor a Dios y a los demás, no por temor o sentimientos de culpa.
Recuerde, usted puede elegir su actitud. Puede acercarse esperando ser servido o puede buscar la oportunidad de servir a otros.
(Marcos 10:45) Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida.
Este versículo no solo revela el motivo del ministerio de Jesús, sino también el fundamento de nuestra salvación.
Rescate era el precio a pagar por la libertad de un esclavo. Jesús pagó el rescate por nosotros, ya que no podíamos pagarlo. Su muerte nos liberó de la esclavitud del pecado.
Los discípulos creían que la vida y el poder de Jesús los salvaría de Roma; Jesús dijo que su muerte los salvaría del pecado, una esclavitud mayor que la de Roma.
La encarnación fue el acto de preexistencia del Hijo de Dios, que voluntariamente adoptó un cuerpo y una naturaleza humanos. Sin dejar de ser Dios, se convirtió en un ser humano, el hombre llamado Jesús.
No renunció a su deidad para convertirse en humano, sino que dejó a un lado el derecho a su gloria y su poder. En sumisión a la voluntad del Padre, limitó su poder y su conocimiento.
Jesús de Nazaret estaba sujeto a lugar, tiempo y a muchas otras limitaciones humanas. Lo que hizo única su humanidad fue su libertad del pecado.
En su completa humanidad, Jesús nos mostró todo lo que puede expresarse, en términos humanos, relacionado al carácter de Dios.
MIENTRAS EL ESPÍRITU DEL SEÑOR OBRA DENTRO DE NOSOTROS, LLEGAMOS A SER CADA VEZ MAS COMO ÉL Y REFLEJAMOS SU GLORIA MÁS AUN. (2 de Corintios 3: 17 y 18)
Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.
La gloria que el Espíritu imparte al creyente es superior, en calidad y duración, a la que Moisés experimentó. Al contemplar la naturaleza de Dios sin el velo en nuestra mente, nos asemejamos a Cristo.
En el evangelio vemos la verdad de Cristo y ella transforma nuestra moral en la medida que la entendemos y la usamos. Cuando aprendemos de la vida de Cristo podemos entender lo maravilloso que es Dios y lo que a Él en realidad le agrada.
En la medida que nuestro conocimiento se profundiza, el Espíritu Santo nos ayuda a cambiar. Llegar a ser como Cristo es una experiencia progresiva.
(Gálatas 4:19) Yo los quiero como a hijos, pero mientras no lleguen a ser como Cristo, me harán sufrir mucho, como sufre una madre con los dolores de parto.
Pablo guió a muchas personas a Cristo y las ayudó a madurar espiritualmente. Quizá una razón de su éxito como padre espiritual fue el interés profundo que sintió por sus hijos espirituales; comparó su dolor por la infidelidad de ellos al dolor del parto.
Debiéramos tener el mismo interés por aquellos para quienes somos padres espirituales. Cuando usted guía personas a Cristo, recuerde estar a su lado para ayudarlas en su crecimiento.
(Filipenses 3:21) el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
El cuerpo de la humillación no representa una actitud negativa hacia el cuerpo humano. Sin embargo, el cuerpo que recibiremos cuando resucitemos será similar al cuerpo resucitado de Cristo.
Aquellos que lucharon contra el dolor, las limitaciones físicas o la incapacidad pueden tener una maravillosa esperanza en la resurrección.
(1 Juan 3:2) Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
La vida cristiana es un proceso que consiste en ser cada vez más semejante a Cristo. Ese proceso no será completo hasta que lo veamos cara a cara, pero saber que es nuestra meta final debe motivarnos a purificarnos.
Purificar significa guardarnos en lo moral, libres de la corrupción del pecado. Cuanto más cerca sigamos a Cristo, más nos asemejaremos a Él.
EL PROCESO DE LLEGAR A SER COMO CRISTO SE LLAMA DISCIPULADO. Dios usara todo lo que nos pase en esta vida para enseñarnos a ser como Cristo y este proceso dura toda la vida o hasta que Cristo venga.
(Filipenses 1:6) Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
El Dios que comenzó la buena obra en nosotros la continuará a través de nuestra vida y la terminará cuando le veamos cara a cara.
La obra de Dios por nosotros comenzó cuando Cristo murió en la cruz en nuestro lugar. Su obra en nosotros comenzó cuando creímos en El.
Ahora el Espíritu Santo vive en nosotros, capacitándonos para que cada día seamos más semejantes a Cristo. Pablo describe el proceso de crecimiento y madurez del cristiano que comienza al aceptar a Cristo y seguirá hasta que Cristo vuelva.
¿Ha sentido alguna vez que no hay progreso en su vida espiritual? ¡Cuando Dios inicia un proyecto, lo termina! Como en el caso de los filipenses, Dios obrará en usted y le ayudará a crecer en gracia hasta que complete el trabajo en su vida.
Cuando esté desanimado, recuerde que Dios no lo abandonará. El promete terminar la obra que ha comenzado en usted.
Cuando se sienta incompleto o afligido por sus faltas, recuerde las promesas y provisiones de Dios.
No permita que su condición actual le robe el gozo de conocer a Cristo o le impida crecer más cerca de Él.
FUISTE FORMADO PARA SERVIR A DIOS. (Efesios 2:10) Nosotros somos la creación, la hechura, la obra maestra de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo las cosas buenas, las buenas obras, el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes.
Llegamos a ser cristianos mediante el don inmerecido de Dios, no como el resultado de algún esfuerzo, habilidad, elección sabia o acto de servicio a otros de nuestra parte.
Sin embargo, como gratitud por este regalo, buscamos servir y ayudar a otros con cariño, amor y benevolencia y no simplemente para agradarnos a nosotros mismos.
Si bien ninguna acción u obra nos puede ayudar para obtener la salvación, la intención de Dios es que nuestra salvación resulte en obras de servicio.
No somos salvos solo para nuestro beneficio, sino para el de Él, para glorificarle y edificar la Iglesia. (Efesios 4:12 al 16)
A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Nuestra unidad con Cristo no destruye nuestra individualidad. El Espíritu Santo ha dado a cada cristiano dones especiales para edificar la Iglesia.
Ahora que los tenemos es crucial usarlos. ¿Tiene la madurez suficiente para ejercitar los dones que Dios le ha dado? Si sabe cuáles son sus dones, busque oportunidades para servirle.
Si no lo sabe, pida a Dios que se los muestre, quizá mediante sus ministros o amigos cristianos. Luego, a medida que empiece a reconocer su campo de servicio especial, use sus dones para fortalecer y alentar a la iglesia.
Dios ha dado a su Iglesia una enorme responsabilidad: hacer discípulos en todas las naciones. Involucra predicar, enseñar, sanar, nutrir, dar, administrar, edificar y muchas tareas más.
Si tuviéramos que cumplir este mandato como individuos, podríamos rendirnos aun antes de intentarlo, sería tarea imposible. Pero Dios nos ha llamado a ser miembros de su cuerpo.
Algunos podemos cumplir con una tarea, otros harán otra. Juntos podemos obedecerle mejor de lo que lo haríamos en forma individual. Trabajando juntos, como el cuerpo de Cristo, podemos expresar la plenitud de Él.
(Efesios 3:19) y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
La plenitud de Dios se expresa completa y solamente en Cristo. (Colosenses 2:9 y 10) Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
Una vez más Pablo enfatiza la deidad de Cristo. En El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad significa que la totalidad de Dios estaba en el cuerpo humano de Jesucristo.
Cuando tenemos a Cristo tenemos todo lo que necesitamos para salvarnos y vivir correctamente.
Cuando conocemos a Jesucristo, no necesitamos buscar a Dios por medio de otras religiones, cultos o filosofías no bíblicas como lo estaban haciendo los Colosenses.
Cristo solo tiene las respuestas para el verdadero significado de la vida, porque El es vida. Es la única fuente de conocimiento y poder para la vida cristiana. Los creyentes no necesitan ningún agregado a lo que Cristo ya ha provisto para nuestra salvación. Estamos completos en El.
Estamos completos por nuestra unión con Cristo y la capacitación que el Espíritu Santo nos ha dado. Tenemos por entero a Dios a nuestra disposición, pero debemos apropiárnoslo por la fe y las oraciones, cada día, al vivir para El.
La oración de Pablo por los efesios es también para usted. Puede pedir que el Espíritu Santo llene al máximo cada aspecto de su vida.
Cristo es la Verdad y el Espíritu Santo que guía a la Iglesia es el Espíritu de verdad. Satanás, por el contrario, es el padre de mentira.
Como seguidores de Cristo, debemos dedicarnos a la verdad. Esto significa que nuestras palabras serán sinceras como también nuestras acciones reflejarán la integridad de Cristo.
Seguir la verdad en amor no siempre es fácil, conveniente ni placentero, pero es necesario si la Iglesia va a cumplir con la obra de Cristo en el mundo.
Algunos cristianos temen que cualquier error destruya su testimonio por el Señor. Ven su propia debilidad y saben que muchos incrédulos parecen tener un carácter más fuerte del que en realidad tienen.
¿Cómo crecemos en Cristo? La respuesta es que El nos forma en un cuerpo, en un grupo de individuos unidos en su propósito y en su amor unos por otros y por Cristo.
Si uno de ellos tambalea, el resto está allí para apoyarlo y ayudarle a caminar con su Señor otra vez. Si otro peca, puede hallar restauración mediante la iglesia, al mismo tiempo que esta continúa testificando la verdad de Dios.
(Gálatas 6:1 al 3) Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación.
Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, sólo te engañas a ti mismo. No eres tan importante.
Ningún cristiano debe pensar jamás que es totalmente independiente y que no necesita la ayuda de otros, y nadie debe pensar que ha sido excluido de la tarea de ayudar a otros.
El cuerpo de Cristo, la Iglesia, funciona sólo cuando los miembros trabajan juntos por el bienestar común. ¿Conoce a alguien que necesita ayuda?
¿Hay algún hermano o hermana en Cristo que requiere corrección o ánimo? Humilde y gentilmente acérquese a esa persona.
(Juan 13:34 y 35) Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos.
Jesús dice que si nuestro amor es semejante al suyo será una demostración de que somos sus discípulos.
¿Ve la gente disputar por pequeñeces, celos y división en su iglesia? ¿O sabe que son seguidores de Jesús al ver el amor que se tienen?
Como miembro del cuerpo de Cristo, ¿refleja usted parte del carácter de Cristo y lleva a cabo su función especial en la obra?
USAR TU FORMA PARA SERVIR A OTROS SE LLAMA MINISTERIO. Forma significa: formación espiritual, oportunidades, recursos, mi personalidad y antecedentes.
(2 de Timoteo 2:20 y 21) En la casa de un hombre rico no todo es de oro o de plata, sino que algunos objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales, y otros para usarlos todos los días.
Algo parecido pasa con nosotros: si dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como esos objetos útiles y muy especiales.
Toda nuestra vida le será útil a Dios, que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.
Aquí Pablo insiste ante Timoteo para que sea la clase de persona que Cristo pueda usar para sus más nobles propósitos. No se conforme con menos que con lo mejor de Dios. Deje que Dios lo use como un instrumento de su voluntad.
FUISTE HECHO PARA UNA MISIÓN. (Juan 17:18) Los envío a dar tu mensaje a la gente de este mundo, así como tú me enviaste a mí.
Jesús no pidió que Dios quitara a los creyentes del mundo, sino que los usara en el mundo. Como Jesús nos envía al mundo, no tenemos que tratar de escaparnos de él.
Tampoco debemos evitar toda relación con in conversos. Tenemos el llamado a ser sal y luz, y debemos hacer la obra que Dios nos envió a hacer.
(Mateo 5:13 al 16) Ustedes son la sal de la tierra. ¿Pero para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
Ustedes son como la sal que se pone en el horno de barro para aumentar su calor. Si la sal pierde esa capacidad, ya no sirve para nada, sino para que la tiren a la calle y la gente la pisotee.
Si la sal no da sabor, no tiene valor. Si los cristianos no se esfuerzan por hacer un impacto en el mundo que los rodea, son de poco valor para Dios.
Si somos muy parecidos a los del mundo, no tenemos valor. Los cristianos no deben confundirse con los demás. En su lugar, debemos impactarlos positivamente, como el condimento que da mejor sabor a la comida.
Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte más alta de un cerro y que todos pueden ver.
Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, o debajo de una canasta. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa.
De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo.
¿Se puede ocultar una ciudad que está en la cima de una montaña? Por las noches su luz se ve a la distancia. Si vivimos por Cristo, vamos a brillar como luces, mostrando a otros como es Cristo.
Ocultamos nuestra luz al (1) callar cuando debiéramos hablar, (2) hacer lo que todos hacen, (3) negar la luz, (4) dejar que el pecado empañe nuestra luz, (5) no dar a conocer nuestra luz a otros, o (6) no fijarnos en las necesidades de los demás. Sea un faro de la verdad: no esconda su luz del resto del mundo.
2 de Corintios 5:17 al 20) Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva.
Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.
Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros.
Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: Reconciliaos con Dios, hagan las paces con Dios, ¡Vuelvan a Dios!
Los cristianos son nuevas criaturas desde su interior. El Espíritu Santo les da vida nueva y ya no serán los mismos jamás. No hemos sido reformados, rehabilitados o reeducados; somos una nueva creación, viviendo en unión vital con Cristo.
Convertirnos no es meramente dar la vuelta a una hoja nueva, sino empezar una vida nueva bajo un nuevo Maestro.
Dios nos atrae hacia sí mismo (nos reconcilia), borra nuestros pecados y nos hace justos. Dejamos de ser enemigos, extraños o extranjeros para Dios, cuando confiamos en Cristo.
Al ser reconciliados con Dios, tenemos el privilegio de animar a otros para que hagan lo mismo, y de esa manera somos aquellos que tienen el ministerio de la reconciliación.
Un embajador es un representante oficial de un país en otro. Como creyentes, somos embajadores de Cristo, enviados con su mensaje de reconciliación al mundo.
El embajador de reconciliación tiene una responsabilidad muy importante. No debemos cumplir esta responsabilidad en forma liviana.
¿Cuán bien está cumpliendo su responsabilidad como embajador de Cristo?
LLEVAR ACABO TU MISIÓN EN EL MUNDO SE LLAMA EVANGELIZACIÓN. Tenemos que ganar uno más para Cristo.
(Mateo 28:18 al 20) Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Cuando alguna persona está muriendo o a punto de partir, sus últimas palabras son importantes. Jesús dejó a sus discípulos estas últimas instrucciones: estaban bajo su autoridad, debían hacer más discípulos, bautizarlos y enseñarles que hay que obedecerlo a Él; y El estaría con ellos siempre.
En misiones previas Jesús había dicho a sus discípulos que fueran sólo a los judíos. (Mateo 10:5 y 6) Jesús envió a estos doce discípulos con las siguientes instrucciones: No vayan por lugares donde vive gente que no es judía.
Tampoco vayan a los pueblos de la región de Samaria. Mejor vayan a los israelitas, pues son un pueblo que anda como rebaño perdido.
A partir de ese momento su misión tendría alcances mundiales. Jesús es Señor de la tierra y murió por los pecados de toda la humanidad.
Debemos salir sea a la próxima puerta o a otro país y hacer discípulos. Esta no es una opción sino un mandato para todos los que consideran a Jesús como Señor.
No todos somos evangelistas, en el sentido formal, pero todos hemos recibido dones que podemos usar para el cumplimiento de la Gran Comisión.
Al obedecer somos confortados en el conocimiento que Jesús siempre está con nosotros.
Las palabras de Jesús afirman la realidad de la Trinidad. Algunas personas acusan a los teólogos de inventar el concepto de la Trinidad.
Como vemos aquí, el concepto viene directamente de Jesús. No dijo que debíamos bautizar en los nombres sino en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La palabra Trinidad no está en las Escrituras pero describe muy bien la naturaleza tres en uno del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Los discípulos debían bautizar personas porque el bautismo une al creyente con Jesús en su muerte por el pecado y su resurrección a una vida nueva.
El bautismo muestra sumisión a Cristo y disposición a vivir en la forma que Dios quiere.
¿De qué manera está Jesús entre nosotros? Con los discípulos estuvo cara a cara hasta que ascendió al cielo, y luego por medio del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo vendría a ser la presencia de Jesús que nunca los abandonaría. Jesús continúa estando con nosotros hoy por medio del Espíritu Santo.
Las profecías y genealogías del Antiguo Testamento en el libro de Mateo presentan las credenciales de Jesús como Rey del mundo; no como el líder político o militar que los discípulos inicialmente esperaban, sino como un Rey espiritual que puede vencer toda maldad y reinar en el corazón de cada persona.
Si rechazamos servirle fielmente como Rey, somos súbditos desleales, dignos de ser desterrados del Reino. Debemos dar a Jesús el lugar de Rey en nuestra vida y adorarle como nuestro Señor, Rey y Salvador.
(2 de Corintios 6:1) Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia.
¿Cómo pudieron los creyentes de Corinto poner a un lado el mensaje de Dios (recibir en vano la gracia de Dios)? Quizás dudaban de las palabras de Pablo, confundidos por los falsos maestros que enseñaban un mensaje diferente.
La gente oyó el mensaje de Dios, pero no permitieron que afectara lo que decían y hacían. ¿Cuántas veces ha sido en vano, en su caso, el mensaje de Dios?
Por amor a papa Dios es necesario honrarlo, obedeciéndolo y guardando sus mandamientos, el está en todo lugar y nos ve.
Como ejemplo tenemos a el rey David en (Hechos 13:36) La verdad es que David obedeció todo lo que Dios le ordenó, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, Pero luego murió (durmió) y fue enterrado en la tumba de sus antepasados, y su cuerpo se descompuso.
Dios manifiesta su poder a favor de quienes al igual al rey David de corazón buscan agradar a Jehová (2 de Crónicas 16:9) Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrarse poderoso a los que tienen corazón perfecto para con él.
Jesús obedeció a Jehová y cumplió sus mandamientos a la perfección dándonos ejemplo a seguir a nosotros (Juan 17:4) Yo te he glorificado, te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste, porque cumplí con todo lo que me ordenaste.
Jesucristo ayudo a papa Dios a crear todo lo que existe visible e invisible y todo tiene un propósito (Colosenses 1:16) porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra.
Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él.
(Proverbios 16:4) Todo lo que Dios hace tiene un propósito, incluyéndote a ti y a mi hermano estamos en el proceso no te desanimes el que comenzó la buena obra en nosotros la terminara. Amen.
Padre en el nombre de Cristo Jesús te pido que este estudio sea de bendición para quien lo lea y lo comparta con otras personas, llénanos de tu santo espíritu derrama de tu sabiduría y enséñanos a obedecerte y amarte con todo el corazón necesitamos de ti papa. Amen.
jesus salva
su palabra tiene poder
lee la biblia
jeremias 33:3
clama a mi y yo te respondere
te mostrare cosas grande
que aun no conoces.
(Ezequiel 33:10 al 20) Los israelitas creen que ya no tienen remedio. Creen que se están pudriendo en vida porque han pecado mucho, Pero tú debes decirles de mi parte que yo no quiero que muera la gente malvada,
Lo que quiero es que dejen su mala conducta y vivan. Israelitas, ¡cambien su mala conducta! ¡Dejen de hacer lo malo, y no morirán!
Pon atención, Ezequiel, Los israelitas me critican y dicen que soy injusto, pero en realidad los injustos son ellos,
Por eso quiero que les aclares esto: Si una persona buena hace lo malo, todo lo bueno que haya hecho no la salvará de morir; pero si una persona malvada deja de hacer lo malo, todo lo malo que haya hecho le será perdonado, y vivirá por hacer lo que es recto y justo,
Si roba algo, o recibe algo en prenda, pero lo devuelve, no volveré a acordarme de sus pecados, pues habrá obedecido mis mandamientos, que dan vida,
Si a una persona buena le prometo que vivirá muchos años, y confiada en eso empieza a pecar, yo no tomaré en cuenta todo lo bueno que haya hecho, sino que morirá por los pecados que haya cometido,
Sin embargo, los israelitas me critican y siguen diciendo que soy injusto, Pero yo voy a juzgar a cada quien de acuerdo con su conducta,
Los cautivos estaban desalentados por sus pecados pasados, Este es un punto crucial en este libro, En otras partes del libro de Ezequiel, el pueblo se negó a enfrentar sus pecados, Aquí, se sentían profundamente culpables por vivir tantos años en rebelión en contra de Dios,
Por lo tanto, El les aseguró que los perdonaría si se arrepentían, Dios quiere que todo el mundo se vuelva a Él, Jehová Ve lo que somos y lo que seremos, no lo que hemos sido,
Dios da a cada persona la oportunidad de volverse a Él, así que aprovéchela, Trate de seguirlo con sinceridad y pídale que lo perdone cuando falle,
Las buenas acciones pasadas no salvan a una persona que decide volver a una vida de pecado, Algunas personas quizás piensen que han hecho suficientes obras buenas que justificaran o quitaran las malas acciones a las que no quieren renunciar,
Pero es inútil tratar de ser bueno en algunos aspectos y deliberadamente malo en otras, Dios quiere obediencia y amor completos,
Si bien las buenas obras no nos salvan, la salvación debe llevarnos a actuar con rectitud, Esto incluye una restitución por los pecados del pasado, Dios espera que restituyamos, cuando fuera necesario, por las cosas malas que hemos hecho, (como ilustra la historia de Zaqueo, en Lucas19:1 al 10)
Jesús entró en Jericó, Allí vivía Zaqueo, un hombre muy rico que era jefe de los cobradores de impuestos, Zaqueo salió a la calle para conocer a Jesús, pero no podía verlo, pues era muy bajito y había mucha gente delante de él, Entonces corrió a un lugar por donde Jesús tenía que pasar y, para poder verlo, se subió a un árbol de higos,
Cuando Jesús pasó por allí, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, bájate ahora mismo, porque quiero hospedarme en tu casa, Zaqueo bajó enseguida, y con mucha alegría recibió en su casa a Jesús,
Cuando la gente vio lo que había pasado, empezó a criticar a Jesús y a decir: ¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?
Después de la comida, Zaqueo se levantó y le dijo a Jesús: Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo, Y si he robado algo, devolveré cuatro veces esa cantidad,
Jesús le respondió: Desde hoy, tú y tu familia son salvos, pues eres un verdadero descendiente de Abraham, Yo, el Hijo del hombre,
He venido para buscar y salvar a los que se habían perdido y viven alejados de Dios, Para financiar su gran imperio mundial, los romanos cargaron de impuestos elevados a las naciones que estaban bajo su dominio,
Los judíos se oponían a estos impuestos porque servían para apoyar a un gobierno secular y a sus dioses paganos, pero aun así estaban obligados a pagar,
Los cobradores de impuestos eran las personas más impopulares en Israel, A los judíos por nacimiento que optaban trabajar para los romanos se les consideraba traidores, Además, era sabido por todos, que los cobradores de impuestos se enriquecieron a expensas de sus compatriotas,
No sorprende, por lo tanto, que las multitudes se sintieron molestas cuando Jesús visitó a Zaqueo, un cobrador de impuestos, A pesar de que Zaqueo era deshonesto y traidor, Jesús lo amaba y, en respuesta, el pequeño recaudador de impuestos se convirtió,
En toda sociedad ciertos grupos de personas se consideran "intocables" ya sea por su opinión política, conducta inmoral o forma de vivir, No debemos ceder a la presión social y evadir a este tipo de personas, Jesús las ama y estas necesitan oír sus buenas nuevas,
Por la reacción de la gente se puede juzgar que Zaqueo fue, sin duda, un torcido publicano, Sin embargo, después de su encuentro con Jesús llegó a la conclusión de que su vida necesitaba que la enderezaran,
Al dar a los pobres y restituir con intereses generosos a los que defraudó, Zaqueo demostró mediante acciones externas el cambio interno que experimentó,
No es suficiente seguir a Cristo de corazón, Debe mostrar su cambio de vida mediante una nueva conducta, ¿Traduce su fe en acciones? ¿Qué cambios necesita hacer?
Cuando Jesús dijo que Zaqueo era un hijo perdido de Abraham, debe haber sorprendido a sus oyentes al menos en dos maneras,
No les debe haber gustado reconocer que este cobrador de impuestos tan impopular era un compatriota hijo de Abraham y no deben haber deseado admitir que hijos de Abraham pudieran perderse,
Una persona no se salva por un notable linaje, ni se condena por uno malo; la fe es más importante que la descendencia, A Jesús le interesa llevar a su Reino a los perdidos, sin importarle sus antecedentes ni estilos de vida anteriores, Mediante la fe, los perdona y hace nuevos,
"De modo que si alguno está en Cristo Jesús, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas"
(2 CORINTIOS 5: 17)
EL PLAN DE SALVACIÓN DEL PADRE POR MEDIO DE SU HIJO, EN 7 PUNTOS.
1)._ ¿Porque necesitamos arrepentirnos? y ¿porque necesitamos la salvación de nuestra alma? Porque todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23)
Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. Algunos pecados parecen ser mucho más grandes que otros porque sus consecuencias son mayores.
El homicidio, por ejemplo, nos parece que es peor que el odio, y el adulterio al parecer es peor que la lujuria.
Pero esto no significa que nos merecemos la vida eterna porque nuestros pecados son de menor consecuencia.
Cualquier pecado nos convierte en pecadores y nos aparta de nuestro Dios santo.
Cualquier pecado, por lo tanto, conduce a la muerte (porque nos incapacita para vivir con Dios) por grande o pequeño que el pecado parezca.
No minimice los pecados pequeños ni valore con exceso los grandes. Todos nos separan de Dios, pero también todos pueden ser perdonados.
Por tanto, como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el
Pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
Todos pecaron. (Romanos 5:12)
El primer pecado en el mundo fue la desobediencia de Adán. Así, en castigo por el pecado, apareció la muerte en el mundo. Y como todos hemos pecado, todos tenemos que morir.
¿Cómo pueden declararnos culpables por algo que Adán hizo miles de años atrás? Muchos piensan que no es justo que Dios nos juzgue por el pecado de Adán.
Sin embargo confirmamos nuestra solidaridad con Adán cada vez que pecamos. Estamos hechos del mismo material, con tendencia a rebelarnos, y los pecados que cometemos nos condenan.
Debido a que somos pecadores, no necesitamos imparcialidad sino misericordia. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida Eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Usted tiene la libertad de escoger entre dos amos, pero no está en condiciones de regular las consecuencias de su elección. Cada uno de estos amos paga con su moneda.
La paga del pecado es muerte. Eso es todo lo que puede esperar de una vida sin Dios.
La paga de Cristo es vida eterna: nueva vida con Dios que empieza en la tierra y continua por siempre con Dios.
¿Qué elección ha hecho?
La vida eterna es un regalo de Dios. Si es un regalo, no podemos ganarlo ni pagar por él. Sería insensato recibir un regalo por amor y ofrecer pagarlo.
El que recibe un regalo no puede comprarlo. Lo correcto cuando se nos ofrece un regalo es aceptarlo con agradecimiento.
Nuestra salvación es un regalo de Dios, no algo que hemos hecho nosotros. El nos salvó por su misericordia, no por lo que hayamos hecho.
Debemos aceptar con acción de gracias el regalo que generosamente Dios nos da.
2)._ ¿Puede nuestras obras buenas darnos la Salvación? (NO) Porque por gracia sois salvos por medio de la fe en (Jesucristo y su sangre) y esto no es de vosotros pues es don de Dios y no por obras de justicia para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8 y 9)
Ustedes han sido salvados porque aceptaron el amor de Dios. Ninguno de ustedes se ganó la salvación, sino que Dios se la regaló.
La salvación de ustedes no es el resultado de sus propios esfuerzos. Por eso nadie puede sentirse orgulloso.
Cuando alguien le da un regalo, ¿diría usted: ¡Qué lindo es!, ¿cuánto le debo? No, la respuesta apropiada es: Gracias.
Con cuánta frecuencia los cristianos, aun después de habérseles dado la salvación, se sienten obligados a hacer algo para llegar hasta Dios.
Debido a que nuestra salvación e incluso nuestra fe son regalos, debiéramos responder con gratitud, alabanza y regocijo.
Llegamos a ser cristianos mediante el don inmerecido de Dios, no como el resultado de algún esfuerzo, habilidad, elección sabia o acto de servicio a otros de nuestra parte.
Sin embargo, como gratitud por este regalo, buscamos servir y ayudar a otros con cariño, amor y benevolencia y no simplemente para agradarnos a nosotros mismos.
Si bien ninguna acción u obra nos puede ayudar para obtener la salvación, la intención de Dios es que nuestra salvación resulte en obras de servicio.
No somos salvos solo para nuestro beneficio, sino para el de Él, para glorificarle y edificar la Iglesia.
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo. (Gálatas 2:16)
Sabemos muy bien que Dios sólo acepta a los que confían en Jesucristo, y que nadie se salva sólo por obedecer la ley.
Nosotros mismos hemos confiado en Jesucristo, para que Dios nos acepte por confiar en él. Porque Dios no aceptará a nadie sólo por obedecer la ley.
Si las leyes judías no pueden salvarnos ¿por qué debemos seguir obedeciendo los Diez Mandamientos y las otras leyes del Antiguo Testamento? Pablo no decía que las leyes eran malas, en otra carta que escribió manifestó: La ley a la verdad es santa y el mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7:12)
La Ley engaña la gente por usarla mal. La Ley era santa, y expresaba la naturaleza y voluntad de Dios. Eva se encontró con la serpiente en el huerto del Edén (Génesis 3), la serpiente se burló de ella, logrando que apartara su vista de la libertad que Dios le dio y la pusiera en la restricción que le había puesto.
Desde entonces somos rebeldes. El pecado nos atrae precisamente porque Dios nos dice que es malo. En lugar de prestar atención a sus advertencias, las usamos como una lista de mandados.
Cuando nos sintamos tentados a rebelarnos, necesitamos contemplar la Ley desde una perspectiva amplia, a la luz de la gracia y la misericordia de Dios.
Si nos concentramos en su gran amor por nosotros, comprenderemos que nos restringe en acciones y actitudes que al final causan daño.
El apóstol pablo En cambio, decía que por medio de la ley nunca podremos ser aceptables delante de Dios. La ley aún juega un papel importante en la vida de un cristiano.
La ley: (1) nos protege del pecado dándonos normas para nuestra conducta; (2) nos convence de pecado, dándonos la oportunidad de pedir el perdón de Dios; (3) nos lleva a confiar en la suficiencia de Cristo porque nosotros nunca podremos cumplir los Diez Mandamientos a la perfección.
Por la ley es imposible salvarnos, pero después de que llegamos a ser cristianos, la ley puede ser una valiosa guía para vivir como Dios requiere.
Al estudiar el Antiguo Testamento. Pablo se percató de que no podía obtener salvación por medio de la obediencia a las leyes de Dios.
Los profetas sabían que el plan de salvación no estaba basado en el cumplimiento de la ley.
Porque nosotros podemos ser infectados por el pecado, no podemos cumplir las leyes de Dios perfectamente. Afortunadamente, Dios ha provisto un camino de salvación que depende de Jesucristo, no de nuestros propios esfuerzos.
Aunque conocemos esta verdad, debemos guardarnos de la tentación de usar el servicio, las buenas obras, las dádivas o cualquier otro esfuerzo como un sustituto de la fe.
Siendo justificado gratuitamente por su gracia mediante la redención que es Cristo Jesús. (Romanos 3:24)
Pero él nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.
Justificados significa declarados no culpables. Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se eliminan todos los cargos del acta.
Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado.
Redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado.
En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida.
3)._ ¿Quiénes nos dan la Salvación y quien es nuestro mediador? Porque hay un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres
Jesucristo hombre. (1de Timoteo 2:5)
Como seres humanos estamos separados de Dios por el pecado, y sólo una persona en el universo puede pararse entre nosotros y Dios y unirnos otra vez: Jesús, que es Dios y hombre al mismo tiempo.
El sacrificio de Cristo trajo nueva vida a la humanidad. ¿Le ha permitido usted que lo lleve al Padre? Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida nadie viene al padre sino es por mí. (Juan 14:6)
Este es uno de los pasajes más básicos e importantes de las Escrituras. ¿Cómo conoceremos el camino hacia Dios? Únicamente a través de Jesús.
El es el camino porque es a la vez Dios y Hombre. Al unir nuestras vidas a la de El, nos unimos con Dios. Confíe que Jesús lo llevará al Padre y que todos los beneficios de ser hijo de Dios serán suyos.
Por ser el camino, Jesús es nuestra senda al Padre. Por ser la verdad, es la realidad de todas las promesas de Dios. Por ser la vida, une su vida divina a la nuestra, tanto ahora como eternamente.
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo del cielo dado a los hombres en el cual podamos ser salvos. (Hechos 4:12)
Muchas personas reaccionan negativamente al hecho de que no hay otro nombre en que podamos obtener salvación. Esto no lo decidió la Iglesia, es una enseñanza específica de Jesús mismo.
(Juan 14:6) Jesús le respondió: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre. Si Dios designa a Jesús como el Salvador del mundo, ningún otro puede ser su igual.
Los cristianos tienen que tener una mentalidad abierta a diferentes aspectos, pero no en cómo somos salvos del pecado.
Ningún otro maestro religioso pudo morir por los pecados del género humano; ningún otro maestro religioso vino a la tierra como el Hijo unigénito de Dios; ningún otro resucitó de la muerte.
Nuestro enfoque debe estar en Jesús, a quien Dios ofreció como el camino para tener una relación eterna con El mismo. ¡No hay otro nombre ni camino!
4)._ ¿Qué dice Dios acerca de las imágenes y los ídolos? No tengan otros dioses aparte de mí. No hagan ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar.
No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso.
Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian, pero trato con bondad a todos los descendientes de los que me aman y cumplen mis mandamientos. (Éxodo 20:3 al 6)
Los israelitas acababan de salir de Egipto, una tierra de muchos ídolos y muchos dioses. Como cada dios representaba un aspecto diferente de la vida de una persona, era común que adoraran muchos dioses para poder recibir el mayor número de bendiciones.
Cuando Dios le dijo a su pueblo que lo adorara y le creyera, no fue tan difícil para ellos, El era sólo un dios más para añadir a la lista.
Pero cuando dijo: No tendrás dioses ajenos delante de mí, fue difícil de aceptar para el pueblo.
Pero si no aprendieron que el Dios que los sacó de Egipto era el único Dios verdadero, no podrían ser su pueblo; sin importar cuán fielmente mantuvieran los otros nueve mandamientos.
Así, Dios hizo de este su primer mandamiento y lo enfatizó más que ningún otro.
Actualmente podemos permitir que muchas cosas se conviertan en dioses para nosotros. El dinero, la fama, el trabajo o el placer pueden convertirse en dioses cuando nos concentramos demasiado en ellos para buscar identidad, seguridad y significado.
Nadie comienza con la intención de adorar esas cosas, pero al pasar el tiempo llegan a ocupar nuestras vidas,
Pueden llegar a convertirse en dioses que al final controlarán nuestros pensamientos y nuestras energías. Permitir que Dios tenga el lugar central en nuestra vida evita que esas cosas se conviertan en dioses.
Serán vueltos atrás y en extremo confundidos os que confían en ídolos y dicen a las imágenes de fundición: vosotros sois nuestros dioses (Isaías 42:17)
Esos que confían en los ídolos, esos que adoran a las estatuas, se alejarán de ellos llenos de vergüenza.
Porque Los ídolos de plata y oro ,obra de mano de hombres, tienen boca, mas no hablan; tienen ojos mas no ven; orejas mas no oyen; tienen narices mas no huelen, manos mas no palpan, tienen pies mas no andan; no hablan con su garganta, semejantes a ellos son los que los hacen y cualquiera que confía en ellos. (Salmos 115:4 al 8)
Cuando se escribieron los salmos, muchas personas de Israel adoraban ídolos (estatuas de madera, piedra o metal). Se envanecían con lo que veían y se contentaban por lo que no veían.
En la actualidad, seguimos valorando más los objetos tangibles (posición, dinero, casa, ropa, posesiones) que los resultados intangibles (crecimiento espiritual, salvación, ayudar a los necesitados, dedicar tiempo a los seres amados).
Los que entregan toda su vida para obtener objetos tangibles son tan necios y vacíos como sus propios ídolos.
(Isaías 44:9 al 20) Isaías dijo: Los fabricantes de ídolos no valen nada, como tampoco valen nada los ídolos que ellos tanto quieren. Los que adoran a los ídolos son unos ciegos y estúpidos.
El que funde el metal para hacer una estatua y adorarla como un dios, pierde el tiempo. Esos artesanos son simples seres humanos: ¡que se enfrenten conmigo en un juicio, y quedarán llenos de vergüenza!
Miren lo que hace el herrero: calienta el metal en el fuego, lo moldea a golpe de martillo y lo trabaja con su fuerte brazo. Pero si el herrero no se alimenta ni bebe agua, se cansa y pierde todas sus fuerzas.
O fíjense en el escultor: toma las medidas con su regla, hace un dibujo con el lápiz y el compás. Luego hace una estatua que se parece a un ser humano, y coloca en un templo esa estatua sin vida.
Hay otros que plantan cedros, y la lluvia los hace crecer. Si prefieren cipreses o robles, los cultivan en el bosque hasta que están bien crecidos.
Luego se llevan unas ramas de los árboles para hacer fuego y calentarse, o para cocer el pan. Pero también usan otros pedazos del árbol para hacer la estatua de un dios, ¡y se arrodillan para adorarla!
También hay quienes encienden fuego con la mitad de la madera, asan la carne, se comen el asado, y se sienten satisfechos. Además, se calientan junto al fuego y dicen: ¡Qué bien se está aquí! ¡Ya estamos entrando en calor!
Y con el resto de la madera hacen la estatua de un dios, se arrodillan ante ella para adorarla, y le dirigen esta oración: ¡Sálvanos, pues tú eres nuestro dios! Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados que no pueden comprender nada.
Les falta inteligencia para entender y poder decir: Si la mitad de la madera la usamos para hacer el fuego, para asar la carne y cocer el pan, ¡lo que estamos adorando no es más que un simple trozo de madera! Esa gente se deja engañar por ideas falsas, y no es capaz de entender que lo que tiene en sus manos es pura mentira.
Aquí Isaías describe cómo el pueblo hizo sus dioses. Qué absurdo resulta hacer un dios del mismo árbol que nos da leña. ¿Creamos nuestros dioses: dinero, fama o poder? Si creamos un dios de nuestra elección, nos engañamos y no podemos esperar que mejore nuestra vida.
Como dice el salmista: Los ídolos son objetos de oro y plata; ¡son hechura humana!
¿Y qué es lo que tienen? Una boca que no habla, y ojos que no ven; orejas que no oyen, y narices que no huelen; manos que no tocan, y pies que no andan; garganta tienen, ¡pero no emiten ningún sonido! Iguales a esos ídolos son quienes los hacen y quienes confían en ellos.
5)._ ¿Y si no me predican aun tengo excusa delante de Dios? NO (Romanos 1:19 al 21) La gente sabe todo lo que se puede saber acerca de Dios, pues Dios mismo se lo ha mostrado.
Por medio de lo que Dios ha creado, todos podemos conocerlo, y también podemos ver su poder. Así que esa gente no tiene excusa, pues saben de Dios, pero no lo respetan ni le dan las gracias. No piensan más que en hacer lo malo y en puras tonterías.
¿Posee alguien excusa para no creer en Dios? La Biblia responde con un enfático no. Dios ha revelado su existencia a través de la naturaleza.
Cada persona, por lo tanto, debe aceptar o rechazar a Dios. No sea negligente. Cuando llegue el día en que deba ser juzgado por lo que haya escogido, no habrá excusa. Empiece a darle hoy su devoción y adoración.
En estos versículos, Pablo responde a una objeción común: ¿Cómo un Dios amoroso puede enviar a alguien al infierno, sobre todo a quien nunca oyó acerca de Cristo? Pablo dice que Dios se nos ha revelado ampliamente en su creación. Y la gente sigue aún rechazando este conocimiento básico de Dios.
Además, cada uno sabe en su fuero interno lo que Dios demanda, pero optan por no vivir de acuerdo a ello. En otras palabras, nuestras normas morales son siempre mejores que nuestra conducta.
Si la gente suprime la verdad de Dios a fin de vivir a su manera, no tiene excusa. Conoce la verdad y tiene que sufrir las consecuencias de pasarla por alto.
Algunas personas se preguntan por qué necesitamos misioneros si la gente puede conocer a Dios a través de la naturaleza (la creación).
La respuesta: (1) A pesar de que la gente sabe que Dios existe, anulan esta verdad con sus perversiones y rechazan así toda relación con El. Los misioneros con mucho tacto les señalan ese error y les muestran la posibilidad de un nuevo comienzo.
(2) A pesar de que las personas pueden creer en Dios, no quieren compromisos con El. Los misioneros intentan persuadirlos mediante palabras afectuosas y obras de amor.
(3) Los misioneros convencen a la gente que rechaza a Dios de las peligrosas consecuencias de ese rechazo. (4) A través de los misioneros la iglesia obedece la Gran Comisión de nuestro Señor Jesucristo que vallamos y ágamos discípulos por todas las naciones y que les enseñemos a aguardar sus mandamientos como el nos los enseño a nosotros. (Mateo 28:19 y 20)
(5) Y lo que es más importante, aunque la naturaleza revela a Dios, a la gente hay que hablarle de Cristo y cómo, a través de Él, pueden tener una relación personal con Dios.
No es suficiente saber que Dios existe. La gente debe aprender que Dios es amor. Debe entender lo que hizo para demostrarnos su amor.
Debe mostrárseles cómo aceptar el perdón de pecados que ofrece Dios.
¿Qué tipo de Dios nos revela la naturaleza? La naturaleza nos muestra un Dios poderoso, inteligente, minucioso, un Dios de orden y hermosura; un Dios que controla todas las cosas.
Esta es su revelación general. A través de su revelación especial (la Biblia y la venida de Jesús), aprendemos acerca del amor, el perdón y la vida eterna que Dios ofrece.
En su gracia se nos ha revelado de estas dos maneras, para que podamos creer en El.
Dios se revela a través de la naturaleza a pesar de que este testimonio se ha distorsionado con la caída del hombre.
El pecado de Adán motivó que la maldición divina cayera sobre la naturaleza. Los espinos y los cardos fueron los resultados inmediatos, y desde entonces y hasta nuestros días los desastres naturales han sido comunes.
En (Romanos 8:19 y 21) Pablo dice que la naturaleza misma espera ansiosamente ser redimida de los efectos del pecado.
¿Cómo pueden las personas inteligentes volverse idólatras? La idolatría empieza cuando la gente rechaza lo que sabe acerca de Dios. En lugar de poner sus ojos en El, el Creador y sustentador de la vida, actúan como si fueran el centro del universo.
Muy pronto inventan dioses que se ajustan muy bien a su egoísmo, sus planes y sus designios. Estos dioses pueden ser figuras de madera, pero también pueden ser metas o cosas que queremos tener tales como dinero, poder o comodidades.
Aun podrían ser representaciones erróneas de Dios mismo en las que lo conformamos a nuestra imagen, en lugar de que sea al revés.
El denominador común es: los idólatras adoran las cosas que Dios ha hecho antes que a Dios mismo. ¿Cuáles son sus prioridades? ¿Dónde están sus sueños, planes, esperanzas? ¿Rinde culto a Dios o a ídolos que se ha fabricado?
Si yo (Jesucristo) no hubiera venido, Esa gente no sería culpable por sus pecados si yo no hubiera venido a hablarles, y si delante de ellos no hubiera hecho yo cosas que nadie jamás ha hecho. Pero aun así me odian a mí, y también a mi Padre. Porque el que me odia, también odia a mi Padre. (Juan 15:22 al 24)
6)._ ¿Existe verdaderamente un juicio, el infierno y quienes irán allá? Y de manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el juicio. (Hebrero 9:27)
Por eso Dios los ha dejado hacer lo que quieran, y sus malos pensamientos los han llevado a hacer con sus cuerpos cosas vergonzosas.
En vez de adorar al Dios verdadero, adoran a dioses falsos; adoran las cosas que Dios ha creado, en vez de adorar al Dios que las creó y que merece ser adorado por siempre. Amén.
Por esa razón, Dios ha dejado que esa gente haga todo lo malo que quiera. Por ejemplo, entre ellos hay mujeres que no quieren tener relaciones sexuales con los hombres, sino con otras mujeres.
Y también hay hombres que se comportan de la misma manera, pues no volvieron a tener relaciones sexuales con sus mujeres, sino que se dejaron dominar por sus deseos de tener relaciones con otros hombres.
De este modo, hicieron cosas vergonzosas los unos con los otros, y ahora sufren en carne propia el castigo que se buscaron.
y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entrego a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidias, murmuradores, detractores,
Aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios altivos, inventores de males, desobediente a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables,
sin misericordia quienes habiendo entendido el juicio de Dios que quienes practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican (Romanos 1:24 al 32)
Pablo con toda claridad describe la inevitable espiral descendente del pecado. Primero, las personas rechazan a Dios; después, se hacen sus ideas de qué debe ser y hacer un dios; luego caen en pecado: pecado sexual, codicia, odio, envidia, homicidio, disensión, engaño, malicia, chisme.
Por último, crece su odio hacia Dios y animan a otros a que sientan lo mismo. Dios no da inicio a esta progresión hacia el mal. Pero cuando las personas lo rechazan, les concede vivir como hayan escogido.
Dios los entrega o los hace sentir la consecuencia natural de sus pecados. Una vez atrapados por la espiral descendente, no pueden librarse. Los pecadores deben confiar en Cristo solamente si han de hallar la vía de escape.
Estas personas decidieron rechazar a Dios y El se lo permitió. Por lo general, Dios no interfiere en nuestras decisiones que van en contra de su voluntad.
Nos permite declarar nuestra aparente independencia de Él, a pesar de que sabe que en poco tiempo seremos esclavos de nuestra rebeldía, y perderemos la libertad de no pecar.
¿Tiene la vida sin Dios la apariencia de libertad para usted? Estúdielo bien. No hay peor esclavitud que la del pecado.
La gente tiende a creer en mentiras que respaldan sus propias creencias egocéntricas. Hoy más que nunca debemos tener cuidado con los datos a los que permitimos moldear nuestras convicciones.
A través de la televisión, la música, las películas y el resto de los medios masivos de comunicación que nos presentan estilos de vida pecaminosos y valores malsanos, constantemente nos bombardean con actitudes y creencias opuestas por completo a la Biblia.
Tenga cuidado con lo que permite llegue a formar parte de sus opiniones. La Biblia es la única norma de verdad. Evalúe las demás opiniones a la luz de sus enseñanzas.
El plan divino en cuanto a las relaciones sexuales normales es el ideal de Dios para su creación. Es lamentable, pero el pecado distorsiona el uso natural de los dones de Dios.
A menudo, el pecado no solo implica negar a Dios, sino también negar la forma en que nos hizo. Cuando una persona dice que cualquier acto sexual es aceptable siempre que no hiera a nadie, se está engañando.
A la larga (y por lo general en breve) el pecado hiere a la gente: individuos, familias, sociedad. ¡Qué lamentable que la gente adore las cosas que Dios ha hecho en lugar de rendir culto al Creador,
Al grado que muchas veces distorsione y destruya las cosas que realmente valen! Sin embargo, es imposible comprender el plan natural de Dios sin llegar a conocer al Creador mismo.
La homosexualidad (cambio o abandono de las relaciones sexuales naturales) se había propagado en los días de Pablo como en los nuestros.
Muchas prácticas paganas lo alentaban. La voluntad de Dios es recibir a todo el que acuda a Él en fe y los cristianos deben amar a los demás sin importar su procedencia. Sin embargo, la homosexualidad está estrictamente prohibida en las Escrituras.
(Levíticos 18:22) Nadie debe tener relaciones sexuales con otro hombre. Eso es algo que me repugna.
En el mundo de hoy, muchos consideran aceptable esta práctica, incluso algunas iglesias. Pero la sociedad no es la que establece el patrón para las leyes de Dios.
Muchos homosexuales creen que sus deseos son normales y que tienen el derecho de expresarlos. Pero Dios no nos obliga ni anima a satisfacer todos nuestros deseos (aun los que son normales).
Los deseos que violan sus leyes son indebidos y deben controlarse. Si usted tiene estos deseos, puede y debe resistirlos. Conscientemente evite lugares o actividades que sabe inflamará tentaciones de esta naturaleza.
No menosprecie el poder de Satanás para tentarlo ni el potencial para causarle un daño serio si cede a esas tentaciones. Recuerde, Dios puede y perdonará pecados sexuales así como perdona otros pecados.
Ríndase a la gracia y a la misericordia de Dios pidiéndole que le muestre el camino para salir del pecado e ir a la luz de su libertad y amor.
La oración, el estudio de la Biblia y el firme compañerismo de los cristianos en una iglesia centrada en la Biblia pueden ayudarle a cobrar energías para resistir estas tentaciones poderosas.
Si usted es una persona que anda en este pecado, tendrá que buscar la ayuda de un pastor que sea confiable, profesional y buen consejero.
¿Cómo sabía esta gente que el castigo que Dios impone a estos delitos es la muerte? Los seres humanos, creados a la imagen de Dios, tienen conciencia y naturaleza moral básica.
Esta verdad se acepta más allá de los círculos religiosos. Los sicólogos, por ejemplo, dicen que la persona sin conciencia sufre un serio desorden de la personalidad que es muy difícil de tratar.
Por instinto, muchas personas se dan cuenta cuando hacen algo incorrecto, pero pudiera no importarles. Algunas personas, incluso, se arriesgan a una muerte temprana por saciar sus deseos ahora.
Sé que es malo, pero lo quiero, dicen; o Sé que es peligroso, pero correré el riesgo. Para este tipo de personas, parte de su distracción es ir contra la voluntad de Dios, las normas morales de la comunidad, el sentido común y su concepto de lo que es bueno o malo.
Pero en lo profundo de su ser saben que la paga del pecado es la muerte. (Romanos 6:23) Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.
(2 Pedro 3:4 al 9) y les preguntarán: ¿Qué pasó con la promesa de que Jesucristo regresaría? Ya murieron nuestros padres, ¡y todo sigue igual que cuando el mundo fue creado!
Esa gente no quiere darse cuenta de que, hace mucho tiempo, Dios creó los cielos y la tierra, y de que con sólo una orden separó la tierra y los mares.
Además, Dios usó el agua del diluvio para destruir al mundo de esa época; pero, con ese mismo poder, ha dado la orden de que,
En el momento indicado, los cielos y la tierra que ahora existen sean destruidos con fuego. Serán quemados el día en que Dios juzgue a todos y destruya a los que hacen el mal.
Además, hermanos míos, no olviden que, para el Señor, un día es como mil años, y mil años son como un día.
No es que Dios sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Lo que pasa es que Dios tiene paciencia con ustedes, porque él no quiere que nadie muera, sino que todos vuelvan a obedecerle.
Los burladores de los últimos días dirán que Jesucristo nunca volverá, pero Pedro refutó su argumento explicando el plan maestro de Dios en el tiempo.
Los postreros días es el tiempo intermedio entre la primera y segunda venida de Cristo. En ese sentido, nosotros, como Pedro, vivimos en los postreros días. Debemos cumplir con la tarea a que Dios nos ha llamado y creer que volverá tal como lo prometió.
En la época de Noé la tierra fue juzgada mediante el agua; en la segunda venida de Cristo será juzgada por el fuego.
Dios pudo haber parecido muy lento para estos creyentes cuando afrontaban la persecución cada día y anhelaban ser librados. Pero Dios no es lento y no actúa de acuerdo con nuestra medición del tiempo.
(Salmo 90:4) Para ti, mil años pasan pronto; pasan como el día de ayer, pasan como unas horas de la noche.
Moisés nos recuerda que mil años son como un día para el Señor. El tiempo no limita a Dios. Es muy fácil desalentarse cuando pasan los años y el mundo no mejora.
Debido a que no podemos ver hacia el futuro, a veces nos preguntamos si Dios lo puede ver. Pero no cometa el error de suponer que Dios tiene las mismas limitaciones que nosotros. A Él no lo limita el tiempo de ninguna manera. Podemos depender de Dios porque El es eterno.
Jesucristo está esperando que más pecadores se arrepientan y se vuelvan a Él. No debemos sentarnos a esperar el regreso de Cristo, sino vivir con la consigna de que el tiempo es corto y tenemos una tarea importante que realizar.
Debe estar listo para encontrarse con Cristo en cualquier momento; sin embargo, planifique los pasos de su servicio como si demorara varios años más en volver.
7)._ ¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Más bien, la Biblia dice: El mensaje de Dios está cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón. Y ese mismo mensaje es el que les traemos: que debemos confiar en Dios.
Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen.
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:8 al 10)
¿Alguna vez le han preguntado cómo se hace uno cristiano? Estos versículos le dan la preciosa respuesta: la salvación está en el corazón y en la boca.
La gente piensa que debe ser un proceso complicado, pero no es así. Si creemos en nuestro corazón y proclamamos con nuestra boca que Jesús es el Señor resucitado, seremos salvos.
El fin de todo el discurso oído es este: Temed a Dios, y guarda sus mandamientos porque esto es el todo del hombre, porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. (Eclesiastés 12:13 y 14)
En su conclusión, Salomón presenta sus antídotos para las dos enfermedades presentadas en este libro. Quienes carezcan de propósito y dirección en la vida deben respetar a Dios y seguir sus principios para la vida.
Los que piensan que la vida es injusta deben recordar que Dios analizará la vida de cada persona para determinar cómo le ha respondido a Él y traerá a juicio todo hecho.
¿Ha comprometido usted su vida presente y futura con Dios? ¿Está su vida a la altura de las normas de Dios?
El libro de Eclesiastés no puede interpretarse correctamente sin leer estos versículos finales. No importan cuáles sean los misterios y las aparentes contradicciones de la vida, debemos trabajar hacia el único propósito de conocer a Dios.
En Eclesiastés, Salomón nos muestra que debemos disfrutar de la vida, pero que esto no nos exime de obedecer los mandamientos de Dios.
Debemos buscar el propósito y el significado de la vida, pero no se pueden encontrar en los logros humanos. Debemos reconocer la maldad, necedad e injusticia en la vida, y aun así mantener una actitud positiva y una fe sólida en Dios.
Todas las personas tendrán que comparecer delante de Dios y ser juzgadas por lo que hicieron en esta vida. No podremos utilizar las incongruencias de la vida como excusas de no haber vivido adecuadamente.
Para vivir bien, necesitamos: (1) reconocer que el esfuerzo humano separado de Dios es vanidad, (2) colocar a Dios en primer lugar... ahora, (3) recibir todo lo bueno como un regalo de Dios, (4) darse cuenta que Dios juzgará tanto lo malo como lo bueno y (5) saber que Dios juzgará la calidad de vida de toda persona. Resulta muy extraño que la gente se pase la vida entera luchando por alcanzar el verdadero gozo que Dios nos da como regalo.
Di esta Oración: Señor Jesucristo reconozco el sacrificio que hiciste por mí en la cruz del calvario, te acepto como mi único y suficiente Salvador, te pido que me laves con tu sangre, te pido Dios que inscribas mi nombre en el libro de la vida y me ayudes a servirte y hacer tu voluntad para la gloria y la honra de tu nombre en el Nombre de Jesucristo. Amén.
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